miércoles, 18 de septiembre de 2013

Tiempo y sufrimiento

Dicen que el tiempo cura todos los dolores. Se hace uso de una analogía con las heridas del cuerpo humano que cicatrizan con el tiempo. Sin embargo, nuestra memoria ni el sentir se comportan igual. Hay experiencias y recuerdos que duelen tanto cuando los volvemos a traer al presente como cuando se dieron en el pasado. Y es que en nuestra psique el tiempo parece comportarse de distinta manera al tiempo físico, donde todo es un eterno fluir, donde lo único que es es el presente y el pasado ya dejo de ser. En la experiencia humana, sucede pliegos en el tiempo donde el pasado vuelve a ser presente y muchas veces con la misma intensidad que antes o con mayor aun por juntarse con el tiempo transcurrido.

Este parece ser la realidad de nuestra propia experiencia en la temporalidad: Las acciones que realizamos arrastran a futuro su pasado y los sucesos retornan de una distinta manera y no todos desaparecen. Es nuestra condición de humanos. La analogia con las heridas del cuerpo aveces parecen ser un consuelo ante esta realidad, un consuelo basado en la esperanza de un tiempo mejor. Esperanza que se repite en las experiencias religiosas de fe. Fe en un mundo donde no haya mas sufrimiento. La fe y la esperanza son dos fenómenos sumamente poderosos, pero el problema del sufrimiento puede abordarse desde otra perspectiva que no suponga el futuro (que aun no es) y el deseo (que no se sabe si se podrá realizar).


El sufrimiento y el dolor es parte de nuestro propio ser. Tenerlos es parte de la vida. Eso no hay que olvidarlo cuando los padecemos y queremos reprimirlos. Nos recuerda que hay un mundo distinto a nosotros, unos otros que también son parte de ese Otro. La experiencia del dolor es parte de dialogo (en la acción) con el mundo, donde no todo es voluntad nuestra. La vida es vida siempre con los otros.


No se debe huir del dolor. Uno debe dejarlo ser y enfrentarlo desde su propia condición. No podemos escapar de su realidad (justamente por los pliegues temporales). El gran reto es aprender a convivir con ellos. Y esa convivencia no debe suponerse detenerse por el sufrimiento sino tenerlo en cuenta, ver algo que podemos aprender a partir de esta experiencia e ingeniarnos una forma de que nos de una nuevo sentido por el cual seguir avanzando. Si es que vuelve no hay porque correrle. Igual la vida es un continuo dado que no solo somos psique (donde la temporalidad toma distintos canales) sino una psique que emerge de un cuerpo que esta sometido por la temporalidad que fluye eternamente sin detenerse. De lo que se trata, finalmente, es de aprender de las condiciones de nuestra propia existencia para poder realizar nuestra propia libertad.


Feliz cumpleaños mama!