lunes, 31 de enero de 2011

Rajando los cimientos


Me tomaré una licencia con el plan trazado antes para poder cuestionar dos ideas básicas de todo reflexión filosófica: El principio de causalidad y el principio de no-contradicción. Vengo esbozando algunas ideas y preguntas sobre estos principios que son usados muchas veces como dogmas (sin cuestionarse) por filósofos y profanos. La idea de este post es abrir una serie de interrogantes para reflexiones posteriores, pues el tema es sumamente complejo.

El principio de causalidad:

Muchas veces es formulado como "Todo tiene una causa que lo precede". Pero, ¿por qué tiene que tenerla? Es una afirmación que no cuestionamos. No veo problema en usar nuestra imaginación para poder ver un ser que no tiene algo distinto a él que lo cause. Ahora bien, este Ser puede ser entendido como Dios, causa de sí mismo. Pero no necesariamente es así: primero porque es una afirmación sin sustento el decir que todo ser algo sin causa previa, distinta a él, es Dios; y en segundo lugar porque el ser causa de sí mismo es algo tan absurdo pues con la idea de causa afirmamos algo que es distinto y anterior a algo que es ahora; es decir, vemos que para que Dios sea causa de sí mismo tendría que haber existido antes de que exista. Y si se dice que Dios no tiene causa, ¿por qué lo demás si habría que tenerla? "Porque Dios es algo totalmente distinto a lo que existe en este mundo" ¿Cómo lo sabes? ¿Acaso lo conoces? ¿Acaso eres tan poderoso para conocer TODO lo que existe ahora? Dentro de lo que posiblemente existe ahora puede haber algo sin causa.

La única manera de salvar este principio es encontrando que necesariamente es así y no puede ser de otra manera. Kant lo hizo de esta manera "Todo lo que sucede tiene una causa que lo antecede" Si se formula de esta manera no hay forma de evitar la necesidad: En el mismo concepto de suceder, "lo que sigue de algo", se halla conectado con el hecho de que para que sea así tiene que haber algo que lo antecede, "lo que es antes de algo". Claro que el análisis es más complejo, pero por razones de este escrito prefiero dejarlo por el momento así. Pero, al parecer esta necesidad se halla en lo que a la selección de palabras se refiere. Si lo formulamos así, estamos hablando del concepto de tiempo, como lo pensamos : "lo que constantemente fluye y deviene". Para Kant, el tiempo es algo que cobra realidad con objetos en él. Es decir, un tiempo "vacío" no tiene realidad. (todo esto porque para Kant lo real es algo conformado por las formas de conocimiento, estructuras mentales e ideales, y la materia que proviene de las percepciones sensoriales; sin una ni la otra no habría realidad. El tiempo es una forma de conocimiento, por si solo no cobra realidad, sino que depende de las percepciones sensoriales que representan objetos en su ser (en el tiempo))

Realicemos un ejercicio simple: Imaginemos que solo existe una cosa en el mundo. Y que esta empezó a existir de la nada. Quiere decir que hubo un momento en donde no existió. Pero sin este objeto el tiempo no es real o mejor dicho perceptible. No puede haber un antes, porque para saberlo tuvo que haber algo y como es vacío no podemos conocerlo. No podemos afirmar que salió de nada (Como explicamos, el tiempo, para Kant, es algo ideal que solo es perceptible con objetos en él. Sin estos objetos, no podemos decir que existe un tiempo) Al no poder conocer sin tiempo, y el salir de la nada no se puede conocer, entonces afirmamos, que por lo menos en nuestra experiencia y en lo que conocemos o todo tiene una causa o hay algo que es eterno. Necesariamente es así. Sobre el resto, el existir de la nada y sin causa, no podemos pronunciarnos. Caber resaltar que aquí el concepto de causalidad va de la mano con el concepto de tiempo de suceder y no con una conexión necesaria entre un estado anterior y un estado posterior determinados. (Pues todo lo que ocurre en la experiencia no es necesario, es decir, puede ser de otra manera)

Una pregunta que me hice fue precisamente acerca del "devenir o suceder" y que va de la mano con la idea del tiempo. ¿Cómo podemos percibir que algo sucede a otra cosa distinta si es que entre un intervalo de tiempo hay infinitos intervalos menores de tiempo (como decir que dentro de un minuto, hay varios segundos y dentro de cada uno de estos hay muchísimas milésimas de segundo y así ad infinitum) Cuando hablamos de causa y efecto en realidad encerramos, mediante la abstracción, quizás, en dos momentos distintos un infinito de tiempo real. Sin embargo, esta especie de abstracción directa o que creemos que la percibimos, ocurre en lo que experimentamos. Notamos los cambios o por lo menos así creemos mediante las abstracciones que he mencionado antes. Quizás no notamos la infinitud de ese devenir porque nuestro cerebro solo capta "la realidad" a una determinada "velocidad" del suceder. Por ejemplo: si fuera más rapido nuestra velocidad de procesar los estímulos podriamos darnos cuenta de que en la televisión las imagenes no son continuas sino discretas. ¿Podría suceder lo mismo con la realidad misma; es decir, que el tiempo sea discreto? No lo creo, pues, significaría que entre tiempo y tiempo hay un momento de vacío, que no podríamos percibir y que además tendría que existir un meta-tiempo donde se conecten estos instantes "discretos". No puede haber instante vacio en la experiencia. La experiencia debe ser continua, como ya demostramos antes. Pero la solución es que entre cada suceso, cada objeto que cambia, la actividad mínima de cada objeto se da en un mínimo tiempo posible: 10 a la menos 43 como dirá la física cuántica. No hay tiempo vacío, así pero entre cada suceso hay un mínimo tiempo posible, que permite que la causalidad no se alargue ad infinitum en cada intervalo.
Otra pregunta para enlazar con la otra reflexión sobre el principio de no contradicción es: Solo con el cambio sabemos sobre el fluir del tiempo. ¿Sin cambio no hay fluir, por ende tiempo? ¿Cómo notamos el cambio? Por el principio de no contradicción. Pero una respuesta precisa sería: Si hay fluir del tiempo apesar de no haber cambio, por el principio que arriba hemos demostrado como necesario: "Todo lo que sucede tiene una causa que lo antecede"

El principio de no- contradicción:

Se formula de la siguiente manera: "A no puede ser no-a al mismo tiempo" El no ser de algo, es decir, algo distinto a ese algo, no puede ser ese algo en el mismo tiempo. Con ello, se dice que si algo es algo distinto a lo que era quiere decir que estamos en un distinto tiempo. Es decir, que hubo cambio de un determinado objeto.

¿Cómo se que es exactamente es algo? Si recurrimos a la experiencia el ser de algo es difuso y poco delimitado. Veamos nuestra computadora. ¿Qué es? Es un agregado de cosas distintas. Si, le quitamos ponte un par de partículos, ¿Dejaría de ser computadora? Podemos, descomponerlas hasta llegar a las partículas sub-atómicas. Pero, ¿qué son estas partículas? Definir su ser, es algo extremadamente difícil, por no decir imposible. Uno, porque solo accedemos a ellas de una manera indirecta, sin percibirlos directamente. Y dos porque por las leyes que hemos descubierto su existencia y sus características son inaccesibles (por ejemplo, no podemos distinguir dos electrones , pues tienen la mismas características, pero por sentido común diríamos que son objetos distintos por ocupar posiciones distintas en el espacio, sin delimitar sus diferencias en su ser. El diferenciarlos por su ubicación en el espacio, indica que la quidad del ente se halla fuera de sí, pues su definición depende de la relación con otros entes. Esto, recordando que el espacio es relacional entre objetos) Entonces, si llevamos esta reflexión a su consecuencia lógica, diríamos: Al no poder delimitar bien lo que algo es, entonces no podemos saber lo que no es. Y entonces el principio de no-contradicción se derrumba pues decir que no puede ser no –a significaría conocer los dos términos. Este principio queda como algo mental que nos ayuda a simplificar nuestra experiencia en el mundo pero no como una verdad ontológica, propia de las cosas. O mejor dicho, no podemos saber si lo es, dada nuestra imposibilidad para conocer bien los límites del ser o quidad de cada objeto. A partir de esto, también se podría decir que nos es imposible afirmar la certeza del cambio, pues para hacerlo tendríamos que conocer bien el ser y el no-ser de algo y eso es difuso e imposible (Pues significaría conocer todo lo que no es no es el objeto determinado y no hay forma de hacerlo porque sería conocer la totalidad de la existencia). Se cumple con lo anterior, es una principio útil pero que no podemos afirmar que pertenece a los objetos en sí. Todo doctrina del devenir, como la de Heráclito, del constante suceder, y la de Hegel en su dialéctica de contrarios, resulta infundada.
Pero si recurrimos a la experiencia, otra vez resulta que esto no es así. "Vemos" que las cosas cambian. "Sabemos" que un humano no es un perro a la vez. ¿Por qué ocurre así? Lo segundo es más fácil de explicar: Sucede que estamos dando definiciones relativas que son utiles para nuestro diario actuar. Lo primero, sobre el cambio, quizás es debido a una ley de la mecánica cuántica que se llaman "el principio de incertidumbre" para resumirlo la plantearemos así: Nada puede para de moverse a nivel cuántico o la parte "pequeña" de la experiencia. Ese continuo movimiento asegura el cambio. El principio de no-contradicción de la experiencia no se halla sujeto por la esencia o quidad de un ente sino que se fundamenta por el movimiento (en el espacio) y por ende por el principio de causalidad (en el tiempo). El ser es por el espacio-tiempo.







sábado, 15 de enero de 2011

Trazando un mapa


Este blog es un diario filosófico, donde escribo buscando poder llegar a la meta propuso en un post anterior : Encontrar la certeza absoluta en lo que conocemos mediante el filosofar para poder luego empezar a tratar de responder a la interrogante suprema de nuestra existencia: ¿Qué es el hombre? El filosofar es buscar la atemporalidad, lo que no varía: Es entrar en contacto con preguntas que surgieron desde que el hombre dio sus primeros pasos por la tierra con un arma de doble filo producida por la naturaleza, su autoconciencia; y es encontrar respuestas que buscan capturar la eternidad, plasmándose en piedra que no se destruye con el paso del tiempo, aquel río que fluye sin censar y que por su caudal construye y destruye todo. Pero a la vez, el filosofar es detenerse en un tiempo específico distinto a los de otras eras. Es pensar y entender la realidad en la que se vive, dándole un sentido a todo lo que acontece en el vivir de cada humano, acontecimientos que solo suceden en un determinado tiempo. De esta manera, filosofar es buscar al mismo tiempo, la atemporalidad en el devenir y el devenir en la atemporalidad: Las verdades eternas influirán en la manera como comprendemos los hechos que suceden en nuestra época; los sucesos de nuestro tiempo influyen en la manera en como entendemos la eternidad y como le damos vida en el tiempo.

Los escritos que aquí se plasmen son parte de un diario porque un diario es algo inacabado, donde uno expresa de manera intima sus pensamientos y vivencias. La vida esta llena de contradicciones (a veces pensamos una cosa y luego otra), de cometer errores y luego enmendarlos, o quizás no darse cuenta de ellos. Todo esto se plasma en un diario. Estos escritos mostraran los cambios que acontecen en mí ser que se manifiesta en mis pensamientos. No es por eso un libro, que pretende estar acabado y donde todas las partes esta cohesionadas en un todo coherente. Es un diario filosófico porque mis pensamientos se expresan a través del filosofar.

Un mapa es lo que trata de guiarnos en nuestro camino hacia algún lugar. Pero a la vez, es una representación del camino. No puede haber un mapa si es que nadie antes ha conocido el camino que representa o se lo ha imaginado. En este post quiero elaborar o trazar un mapa que nos guiara en nuestro andar hacia un lugar que aún no conocemos pero que soñamos como es. Es un esbozo de un mapa incompleto. Este plano se basa en un tramo ya recorrido por mí, quizás de una manera no tan profunda. En esos viajes que esta corta vida me han permitido, avizoré paisajes que me dieron la intuición, aquella chispa que muchos conocen como traer el futuro al presente, de que por esos lares se encuentro lo que andamos buscando. Pero a la vez, a partir de lo ya recorrido, empiezo a imaginar como sería la otra parte del mapa, mezclándose en el dibujo de este un poco de la esperanza que alimenta la travesía.

Pues, tratemos de esbozar la ruta que hemos de seguir para llegar al conocimiento certero, lo eterno. El punto de partida es la filosofía kantiana, específicamente su teoría del conocimiento: el idealismo trascendental. ¿En qué consiste esta filosofía? Para ser breves: En que el mundo que vemos, el que ahorita estas percibiendo al momento de leer este post, esta ordenado por nuestras estructuras mentales. Es decir, que el orden que percibimos en este mundo es gracias a que nuestra mente le impregna un determinado orden, basado en su forma de conocer. Para conocer algo, tiene que estar ordenado de una determinada manera. ¿Cuáles son estas formas que ordenan lo que percibimos? Son el tiempo, el espacio y algunos conceptos más como son la ley causal, etc. Lo cual quiere decir, que estos últimos, no "existen" o mejor dicho, no forman parte de los objetos "exteriores" o distintos a nosotros, sino que son parte de nosotros y nos permiten conocer estos objetos "exteriores"; es decir, son anteriores a ellos, son a priori.

Estas ideas traen consigo muchas interrogantes cómo: ¿Si el tiempo existe en nosotros, como pudimos nacer? Toda la historia del universo se basa en el tiempo y el espacio, ¿Estuvimos presentes desde sus inicios? ¿Somos parte de la eternidad? La respuesta que le di se basa en la distinción kantiana entre el fenómeno (el mundo que percibimos ahora mismo, ordenando por las estructuras mentales) y el noúmeno (el mundo que nos sirve para ordenar, que aún no esta ordenado). En el noúmeno existe una mente-única que da forma y orden a todo, "creando" (no en el sentido de un inicio sino en el sentido de lo que permite existir) la realidad que percibimos (el fenómeno). Nuestra mente es parte de esta mente-única. (Una explicación un poco más detallada puede encontrarse en este post) Así somos parte de una realidad que, por un lado, es múltiple (el fenómeno) y que es la que percibimos, y por otro lado, es Uno (el noúmeno), que no percibimos ni conocemos y jamás lo haremos, pero es fundamento de lo múltiple.

En búsqueda de sustentar más estas ideas, nuestra siguiente parada en la ruta es la filosofía schopenhaueriana. Arthur Schopenhauer fue fuertemente influenciado por Kant y elaboro una filosofía donde partía de las ideas arriba expuestas. Para el lo Uno, el fundamento de la realidad, es la Voluntad. No entendida como un querer, sino como un impulso o fuerza ciega, que no obedece razones ni motivos. Y esto es porque no esta sujeta a la ley de la causalidad(al no ser parte del fenómeno) su obrar no requiere de una causa previa que lo determine. Así el fundamento del mundo fenoménico no requeriría tener una causa. Así, con las consecuencias de las ideas de Schopenhauer, se podría decir que hay algo en lugar de nada, porque ese algo existe sin causa alguna, siendo su propia naturaleza un impulso a existir (para este filosofo, la Voluntad también es conocida como voluntad de vivir, que podría ser llamada también voluntad de existir) Preguntar porque es así, es buscarle una causa a su naturaleza, pero la Voluntad no tiene causa, así que es absurda la pregunta.

Luego de este filosofo, el siguiente camino es tratar de comprender las ideas de Nietzsche, principalmente las de su libro "El nacimiento de la tragedia" donde habla sobre las ideas schopenhauerianas sobre la Voluntad y su fenómeno o su representación (en términos del mismo Schopenhauer). La magnifico de esta obra es que le pone nombre a estas dos partes de la realidad, basando en las ideas que el cree ver en los griegos: A la Voluntad la relaciona con el dios Dionisio, el dios de la irracionalidad, del desorden mientras que a la representación (el mundo que vemos, con su orden) lo relaciona con el dios Apolo, dios del orden y lo racional. Pero además de este filósofo tomaremos también su crítica a la modernidad (aunque mejor dicho sospecha pues es una crítica cuyos fundamentos quizás no son tan resistentes, porque este mismo filosofo cala toda base posible para poder fundamentar lo que dice) Esto es un ejemplo de lo que se debería hacer en todo momento de nuestro viaje: Criticar, cuestionar toda postura o idea que haya para poder ver si es que aguante los vientos destructivos del tiempo, de ser en un época, y así poder ser un pilar de la eternidad.

Por lógica, todo quién busque hablar sobre la realidad, tiene que tener en cuenta lo que ella nos enseña. Tenemos contacto con ella, al parecer, por nuestros sentidos. Nuestros sentidos nos muestran el mundo físico, con sus leyes, que, otra vez al parecer, permiten que se formen nuestros sentidos. El mundo físico y su orden son estudiados por los físicos. Es a ellos y sus teorías a los que debemos recurrir en nuestro siguiente paso en búsqueda de la eternidad. Quizás ellos tengan la clave para encontrarla. ¿Qué nos dicen sus teorías? Actualmente, nuestro conocimiento del mundo se basa en dos teorías ampliamente comprobadas: La teoría de la Relatividad de Einstein y la Mecánica Cuántica. Haré una breve introducción a ambas.

La teoría de la Relatividad, postula que en todo el universo el tiempo y el espacio son relativos. Me explico: Supongamos que de la nada, desaparece el Sol. Nosotros en la tierra no notaríamos de inmediato la desaparición del sol. ¿Por qué? Porque hay un límite de velocidad para que viaje la información sobre sucesos en el universo: la velocidad de la luz. La información de que el sol desapareció llegaría a la tierra no instantáneamente sino ocho minutos después. Por lo cual, creeríamos que el sol desapareció ocho minutos después de lo que lo hiciera. Un suceso en un determinado punto del espacio, puede ocurrir en diferentes momentos, dependiendo de la lejanía con ese punto espacial. Ya no existe en tiempo absoluto, sino un tiempo relativo. Lo interesante de esta teoría es que combina el espacio y el tiempo en un solo objeto: el tejido espacio-temporal. El tiempo y el espacio ya no son "cosas" separadas sino dos caras de una misma moneda. Lo interesante es que la curvatura de este tejido, que podemos imaginárnoslo como una cama elástica es lo que "crea" la gravedad o la atracción entre dos cuerpos. Imaginemos que ponemos una bola de boliche en el centro de esta cama elástica, curvándose este tejido. Luego pones una pequeña bolita en un extremo de la cama y veremos como, gracias a la curvatura, la pequeña bolita es atraída hacia el centro, donde esta la bola de boliche. Eso sería la gravedad.

Ahora bien, lo más resaltante de esta teoría, para enlazarlo con nuestro punto de partido, es que propone es que el tejido espacio-temporal tiene una realidad "objetiva" pues es modificado por la presencia de materia. Estaría en contraposición con la idea kantiana del tiempo y el espacio que los define no como objetos que interacción con otras entidades. ¿Cómo salvaguardar esta diferencia? ¿Kant, ante la luz de la experiencia y la física, estaba equivocado? Uno de los puntos que seguirán luego de indagar sobre la Relatividad, es buscar sus consecuencias. Kurt Gödel, el gran lógico, comprendió una de sus consecuencias que era el viaje en el tiempo: Si se puede viajar en el tiempo, el tiempo no existe. Además, la Relatividad predecía que el universo se esta expandiendo en el tiempo, por lo cual Kurt agregó: sin no hay tiempo, el espacio no se puede expandir. Y como en el comienzo, los físicos dictaban que el Bing Bang creó el espacio y el tiempo, en realidad, nunca los habría creado. Kurt así llevo a defender las ideas kantianas desde ideas anti-kantianas. El análisis de esto y los postulados de la física actual será también un tramo por el cual debemos transitar.

Por último esta la mécanica cuántica, que al parecer será nuestro último paradero que visitaremos, no por ser el final o el que abarca todo sino porque con ella abríamos explorado todos los rincones que aquella intuición me señalo como donde podría encontrar oculta a la eternidad. ¿Por qué? Porque de alguna manera en toda esta travesía estamos explorando lo general de la realidad. Creo que es ahí donde podemos hallar los que buscábamos. ¿Qué es la mecánica cuántica? Como esto es un breve esbozo, sencillamente resaltaré lo más sorprendente de ella: Presente un universo extraño, dominado por la incertidumbre y la probabilidad. Es tan extraño que se tiene muchas interpretaciones para tratar de comprenderlo. Una de estas interpretaciones presenta que la realidad puede ser definida por el observador. Sin el acto de observar, la realidad yace en un estado indeterminado. Inclusive se puede modificar el pasado. Además, una de los hechos mejor comprobados de la mecánica cuántica es la incertidumbre para medir simultáneamente dos características de una partícula (la mecánica cuántica es la física de las partículas atómicas y sub-atómicas). Lo curioso de esto, es que sin adentrarnos en detalles, predice que todo el universo esta plagado de un estado mínimo de energía (y por ende, de materia, por la igualdad e=mc2), no pudiendo existir el vacío (donde no hay nada). En este mar de energía, conocido como el vacío cuántico (sarcástico y confuso nombre) se crea materia, que existe por un breve tiempo, pero que luego debe desaparecer en la inexistencia por el principio de conservación de la materia-energía.

Es así, como hemos esbozado un mapa del camino que buscaremos recorrer en este diario. Trataremos de cuestionar todo para luego poder armar con lo que queda un todo coherente que pueda combinar todos los aspectos arriba descritos. Una vez que sepamos lo que acontece, podremos saber lo que debería acontecer, es decir, entrar en el terreno de lo práctico que determina nuestro actuar. Así podremos combinar lo ontológico-antropológico con lo ético y lo político, para poder hablar de un sistema omnicomprensivo de la realidad en su totalidad. Es una promesa abierta al futuro. A partir de ahora, se empezará el trabajo paso por paso y no a manera de introducción como se ha venido haciendo en los 3 últimos post.










Piedras en el camino hacia lo eterno


Siguiendo con lo reflexionado en el post anterior, debemos analizar cuáles son las dificultades con las que nos enfrentamos para poder llegar a la meta, que será el inicio hacia una nueva era, una era donde el hombre caminará con los dioses, símbolo de la eternidad que se afirma como tal sin posibilidad de ser negada y que está presente en todo el universo. Desde luego, quienes profetizamos aquel tiempo nuevo, vemos el futuro no como un acontecimiento que sucederá sino más bien como una esperanza de que así suceda. La única forma de acercarnos hacia ese futuro particular es construyendo el camino que nos llevará hacia él. Pero quizás en esa etapa de construcción modifiquemos un poco el camino, quizás descubriendo que la tierra por donde queríamos que pasara es pantanosa y que es mejor ir por otro lar para cumplir nuestros deseos. Todo esto se queda en el "quizás", palabra que enuncia nuestro tiempo, un tiempo de incertidumbre; donde vemos el ser en el tiempo con los ojos de lo dudoso, de lo que no estamos seguros de que fuera así, es así y será así. Esta poderosa palabra describe al hombre actual, aquel hombre que vive con la duda pero no quiere verla, aquel hombre que arrastra las cadenas del pasado que lo impulsan a esa ceguera voluntaria de su condición: En el pasado, se emprendieron gigantescas travesías para buscar lo que no perece, pero solo encontró polvo que se desvanece con el tiempo. El hombre de hoy ya no tiene esperanza, se encuentra en la resignación y no quiere hacerle caso a su voluntad que pide a gritos una campaña más para aventurarse a tierras desconocidas con las esperanza de encontrar las riquezas necesarias para que aquel edificio de conocimiento presente no se quede como castillo de naipes que se derrumba con el más mínimo soplido de la crítica. El quizás, además de afirmar nuestro tiempo, lo conecta con el futuro, representado por un horizonte abierto hacia cualquier posibilidad, oscuro y ambiguo actualmente, pero donde puede haber una luz que traiga la sabiduría de los dioses a los hombres.

¿Qué es lo que el hombre de hoy no quiere ver? Que todo lo que dice conocer no puedo afirmarlo de una manera contundente. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué la existencia del presente nos atormenta con demonios de incertidumbre que no nos dejan caminar con tranquilidad? Porque sencillamente, todo nuestro conocimiento actual se basa en lo que dictan los sentidos, afirmamos algo a partir de nuestra experiencia que proviene de la recolección de datos que nuestros sentidos nos proporcionan. Pero hay amantes de la sabiduría, aquellos que se dedican a buscar la eternidad, que afirman que nuestros sentidos nos engañan: Creemos que lo que vemos es real en los sueños o es simplemente una ilusión producto, por ejemplo, un espejismo. De repente en este momento estamos soñando o siendo victimas de un espejismo ¿De dónde provienen estas afirmaciones de que a nuestros sentidos les gusta jugar bromas? De los datos que hemos sacado de la experiencia sensible, es decir, de lo que nos dan los sentidos. Pero estos mismos datos dicen que lo sentidos nos engañan, entonces su afirmación tampoco se sostiene. Por lo cual, podemos concluir que hay una imposibilidad de poder afirmar la certeza de los datos de nuestros sentidos, por existir contraargumentos. Pero a la vez, estos contraargumentos no se sostienen por contradecirse a sí mismo. La negación de este último no significa la afirmación del primero. No hay pruebas suficientes para afirmarlo, por lo cual podemos decir que la información que nos da los sentidos es dudosa.

Este último párrafo será analizado a más profundidad conforme avancemos en nuestras investigaciones. Por ahora nos quedaremos con la última conclusión. Analizarla, buscando de donde proviene lo que estamos diciendo y porque es así puede ayudarnos a encaminarnos mejor en nuestro viaje. Puede propiciarnos el mapa que nos guía hacia el destino que queremos trazar.

Hemos ya establecido el problema, un problema que se planteo en los inicios de la filosofía cuando el hombre, buscando respuestas a las preguntas del sentido de su vida, decidió profundizar sobre él mismo para poder analizar la manera como podían llegar esas respuestas. Es un problema todavía no resuelto al parecer o quizás ya lo fue en alguna época, pero nadie fue capaz de darse cuenta de ello. Una vez que tenemos el problema, resulta primordial analizar nuestras posibilidades para encontrar una solución.

Es lógico preguntarnos ¿qué podemos conocer certeramente? Para luego pasar a analizar nuestras capacidades cognitivas. Un análisis serio y que nos resultados contundentes escapa de la intención de este escrito pero que sin duda lo desarrollaremos en otros escritos. Ahora bien, para hacer este análisis puedo recurrir a lo que he aprendido de la experiencia. Pero recordemos lo afirmado anteriormente: lo que nos brindan los sentidos es dudoso. Entonces es dudoso lo que puedo decir acerca de lo que puedo conocer basándome en un análisis cuyas bases se funden sobre lo que brindan los sentidos. ¿Existe otro camino? Quizá: Puedo buscar entre lo que está en mí, mi conocimiento, algo que sea certero y que no provenga de la experiencia pues lo que proviene de la experiencia es dudoso. En conclusión, podemos decir que lo verdadero será algo que no provenga de la experiencia pero que este en mí o que haya venido de la experiencia pero que haya logrado demostrar que no es dudoso este conocimiento (es decir, que una vez analizando el porqué decimos que la experiencia es dudosa descubramos que no lo es)

Cuando plantee comenzar con este escrito tenía en mente otras trabas o piedras en nuestro camino hacia la verdad; piedras que dificultarían nuestro andar pero que a la vez serían parte del camino, una vía donde progresivamente se va avanzando, descubriendo nuevas cosas conforme lo hacemos. Luego, desarrollando mi idea inicial me di cuenta que surgía una traba más profunda, que si había contemplado pero que no la conectaba con los demás problemas. Esa gran piedra que parece cortar nuestro camino hacia la eternidad es el problema de la experiencia.

Quisiera reflexionar acerca de lo que acabo de decir. Estos es una prueba de que la filosofía es un camino que se asemeja a un laberinto, muchas veces llegamos a lugares donde ya no podemos avanzar, otras veces nos damos cuenta que la vía era más larga de lo que parecía y que conducía junto con otros caminos a un mismo lugar. Yo no pretendo presentar cosas finalizadas, todo lo que escribo, si bien son ideas un tanto desarrolladas, puedo aún desarrollarlas más mientras que plasmo mi pensamiento en este papel. Debemos nunca detenernos, debemos cuestionar nuestras propias ideas para mejorarlas.

Las ideas que dieron impulso a escribir este artículo las haré visibles en otro momento por la extensión de lo que ya es visible aquí.