lunes, 1 de agosto de 2011

La Igualdad Ontológica

La brisa de la noche sopla fuerte, anunciando, junto con el peculiar brillo de la luna llena, que algo se esta engendrado en el seno de la tierra, hogar de los sueños de la propia naturaleza, donde busca realizarse a partir de ese pequeño ser, insignificante en relación al tiempo del cosmos, que se hace llamar hombre. Hoy anuncia lo que inicio ayer y continuará mañana. Hoy anuncia el proceso de creación de un nuevo fuego que pretende iluminar los caminos oscuros, que pueden impiden la realización de los deseos más puros del mundo: Hombre y naturaleza son uno.

Ayer se anunciaba sobre el fundamento, sobre lo que nos permite alzarnos sobre la tierra (¿El Ser como Fundamento y Abismo? ) y se introduce un poderoso concepto para esa búsqueda de autoconocimiento: La Igualdad Ontológica. Un término que invoca una confrontación con la tradición, con el tiempo pasado que quiere mantenerse en el presente: Una tradición que por una parte, olvida al Ser, el Fundamento y deja de lado su ciencia, la ontología; y que por otra parte, si bien construye a los pocos mensajeros de los misterios del Ser, parecería que son falsos profetas o mejor dicho, profetas que anuncian el presente, el verdadero nacimiento.

Igualdad Ontológica significa que Ser y Ente son lo mismo: el  Fundamento nunca dejo de ser fundamento pero a la vez es lo que es fundamentado. Es Fundamento que se fundamenta así mismo (ver el post ya citado). Este se desarrolla en el tiempo y se muestra de distintas maneras pero siempre siendo él mismo. Se muestra así porque así es su naturaleza.

Lo óntico (los objetos, los entes) tiene un mismo origen (tanto al comienzo del tiempo como a lo largo de este que lo mantiene existiendo) y nunca deja de ser parte de ese origen, nunca es distinto de ese origen. Cómo ya se dijo en los anteriores escritos, con las mismas propiedas del Fundamento (Espacio-Tiempo) puede "crearse" todo lo que existe, sin necesidad de agregar algo, algo distinto. He ahí el error del pasado: Diferenciar los objetos ónticos en primer lugar, y diferenciarlos de lo ontológico en una segunda instancia. Este error puede ser explicado por el deseo del hombre del "Suelo Eterno" donde las cosas no devienen ni desaparecen. Pues, hombre, lo Eterno, el Ser, es el Devenir, el Cambiar.

Solo cabe aclarar que el Ser es la Nada.

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