domingo, 18 de diciembre de 2011

La creación del conocimiento y la creación del mundo

Hemos hablado de los límites del conocimiento, ¿cuáles son?

En un primer nivel, son nuestras propias estructuras cognoscitivas: Los sentidos y el cerebro. Por medio de los primeros, recibimos estímulos exteriores; con el segundo procesamos esos estímulos y creamos representaciones. Los límites se dan a partir que solo por medio de nuestros sentidos podemos percibir ciertos estímulos y no otros; y que nuestro cerebro proceso la información de una manera especial, distinta a la de otros seres, a partir de los estímulos limitados que recibimos. Por ejemplo, con la luz, que es lo que nos hace ver "colores", hay distintas frecuencias, nosotros solo podemos percibir un rango, lo demás, en el caso de frecuencias de onda inferiores, lo vemos como si fuera negro. Con esto, el mundo que percibimos no es tal y como es, sino como lo construye nuestro cerebro. La construcción dependerá de la utilidad para sobrevivir de la especie: Si esa construcción sirve para poder seguir viviendo, seguirá estando presente.

Ahora, una observación: Esta representación-construcción es mas o menos similar al mundo en sí, pues si no fuera así, no podríamos sobrevivir en nuestro ambiente. Si por ejemplo, donde vemos una fruta, no habría un fruta en sí, no podríamos alimentarnos y moriríamos. Entonces de alguna manera existe una relación entre la representación y la cosa en sí. Ojo, las características  que "vemos" y el efecto dependerá de nuestra constitución, pero eso no quita que haya objetos con características particulares que hacen que se produzcan dichos efectos. Pero propiamente esas características en sí no podremos conocerlas ya que solo conocemos lo que construimos.

Esto es una limitación a nivel intuitivo, a nivel de la percepción y construcción del mundo. Pero las cosas no terminan ahí, hay otro nivel que llamaremos "abstracto" que limita más nuestro conocimiento. Tenemos la capacidad, gracias a la facultad-razón, de poder alzarnos sobre lo que se nos presenta (por medio de la intuición), lo presente. El inicio de esta facultad se remoto a los albores de la humanidad, cuando el hombre era carroñero. Un hombre solo no podría competir contra todos los animales carroñeros. Necesitaba indicar a los otros hombres, que un animal muerto estaba a lo lejos, "ausente en lo inmediato". Así, los hombres que mutaran con la capacidad de simbolizar, por medio de una seña o sonido, un contenido ausente, sobrevivieron. Los hijos de esos mutantes somos nosotros. Esto es por lo general lo que se llama lenguaje: No necesariamente es lo relacionado a los sonidos, sino también señas del cuerpo, acciones. Todo lo que simbolice lo ausente. Con el tiempo, el lenguaje se sofistico. Actualmente, no solo sirve para referirse a algo que no esta en "mi presente", lo que observo, sino también para lo que esta en lo que percibo en el presente.

Si también tiene esa utilidad, ¿porque digo que es símbolo de lo ausente? Porque a lo que hago referencia  como un "libro", por ejemplo, no es al objeto particular que se encuentra frente a mí, sino a la idea que tengo de un "libro", que se forma a partir de experiencias particulares pasadas y que uso para identificar lo que tengo al frente con la idea del "libro" y llamarlo así. Obviamente que la capacidad de abstracción, lo que genera esa idea del "libro", es mucho más compleja de lo que he expuesto aquí. Tiene que ver mucho con la memoria, "lo ausente que fue presente" y su vez con la selectividad de datos útiles. Recordar todas las experiencias detalladamente resulta sumamente complejo, gran gasto energético, e inútil. Así el hombre desarrollo una capacidad para retener datos útiles. Lo interesante es que esta selectividad es creación propiamente, porque ya no es lo particular en cuanto tal, sino "partes" de lo particular, que ni siquiera serían partes, porque lo particular solo es en cuanto totalidad. Creación. Entonces,  las imágenes de la memoria junto a lo que les hace referencia (el lenguaje-símbolo), gracias a la selectividad de datos, forman la abstracción.

Es propiamente lo ausente-abstracto lo que es conocimiento. Lo que almacenamos, es lo ausente. Incluso, en el presente, en las percepciones intuitivas, cuando actuamos en el mundo, somos conscientes de nuestro entorno, interactuamos con los objetos sabiendo su funcionalidad, su ser, y esto solo se da al nivel abstracto, con la idea del objeto, o mejor dicho, con su concepto. Incluso, de los objetos que no conocemos, nos acercamos a ellos con conceptos que se asemejen a lo que observamos. Entonces todo nuestro conocimiento es abstracto-ausente.

A partir de ello, podemos entender porque el conocimiento es creación: Como dijimos, se parte de lo ausente, del vacío, por la selección de datos, creamos un concepto-imagen, que es el conocimiento. La selección de datos se da por la complejidad de cada individuo, por sus vivencias propias, qué le es más útil, qué le da más sentido o no le causa sufrimiento. Incluso, cada vez que usamos nuestros conceptos para referirnos a la intuición, se crea un nuevo conocimiento. Este nuevo saber se da por la sumatoria de los nuevos datos empíricos que he recibido y se transforma el concepto, creándose algo nuevo, con un nuevo significado y sentido. Crear es conocer.

Con todo lo dicho podríamos concluir que nuestro conocimiento es limitado, demasiado limitado. Incluso, la ciencia, se basa netamente en el procedimiento del conocimiento, obviamente con más rigurosidad y buscando el consenso de toda la comunidad científica. Pero sigue siendo creación, subjetividad o intersubjetividad. Con esto podríamos decir que estamos condenados a ese ámbito. Pero no es así.

Todo lo que conocemos parte pues del nivel ausente-abstracto que podríamos llamar inter-subjetivo. Pero hay ciertas condiciones para que se de este conocimiento, que son las estructuras propias del sujeto, formas a priori. Kant dirá que son el espacio y tiempo, y las categorías del entendimiento. Para este filósofo, el mismo intuir el mundo, el que el mundo se nos haga presente y lo percibamos, depende de las formas puras de intuición, el espacio y tiempo. Como dijimos, el mundo que percibimos, el que podemos percibir, es fenómeno, una construcción de nuestros sentidos y el cerebro. De ese mundo es donde hablamos de objetos. Más allá de este no tiene sentido, porque es imposible tener acceso. Nuestro conocimiento se basa en esas estructuras que "forman" el mundo, entonces de alguna manera si tienen una base objetiva, pero obviamente con el sentido propio del individuo.

Pero podemos ir más allá, podemos decir que incluso, dentro de nuestro mundo fenoménico, descubrimos condiciones no solo para conocer, sino también para que podamos existir. Sin estas condiciones no podríamos existir, así necesariamente son así y no de otra manera (Necesidad, símbolo de la objetividad-referencia al objeto). Si fueran de otra manera, no existiríamos. Descubrimos que el mundo nos condiciona, somos parte de este. Así, como he venido desarrollando en otros escritos, descubrimos que en realidad somos la creación de las leyes físicas. Nuestro cerebro, el gran creador, es parte de esas leyes físicas. Todo se mueve dentro de ellas, sin dejar de ser ellas. El fenómeno, el mundo creado por nosotros, lo que percibimos, es parte de ellas. Así, no todo es subjetivo, sino todo objetivo. Y lo objetivo, al no haber lo subjetivo, pierde sentido (objeto de un sujeto que lo conoce).

Entonces, todo no es creación, sino repetición, el eterno retorno de lo Mismo. Las diferencias son "creadas" por el Uno-Todo, la Diferencia Pura, nunca deja de ser sí mismo.




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