lunes, 6 de febrero de 2012

La filosofía: Lo común y la revolución de conceptos

“Este nuevo quehacer tiene dos ejes importantes: la calle y la vida. La filosofía que hoy hace falta requiere apoderarse de la calle, tiene volver a la plaza, a los espacios de congregación de los ciudadanos. La filosofía debe dejar de ser un reducto de unos pocos iniciados que hablan un lenguaje que los demás son incapaces de entender y mucho menos de seguir. La filosofía requiere recuperar la calle que perdió hace mucho tiempo. Ella nació en la calle y debe volver a ella. Tiene que estar en las marchas, en las manifestaciones, tiene que ser parte de los grandes carnavales”. (Por la senda del pensar ontológico de Rafael Echevarría)
 Leí esta frase en la espalda de un libro y me resulto sumamente interesante. Compre ese libro y no resulto tan espectacular como esperaba. Pero igual da algún material para desarrollar con las ideas que se esta gestando en este blog.



La filosofía: Propuesta de vida diaria

La tesis central del libro es la importancia de la filosofía en la vida diaria. El libro era medio de autoayudaba y se centraba en la capacidad reflexiva de la filosofía para desafiar las nociones que uno tiene sobre sí mismo y el mundo. El objetivo que buscaba este libro era ver como uno puede reflexionar sobre sí de una manera nueva para poder encontrar un mejor sentido a la vida.

Decía que esto se puedo hacer solo desde el paradigma del lenguaje, donde se promueve que es el lenguaje el que construye el mundo, interpretándolo. No podemos acceder al mundo como es, sino como lo interpretamos. Ahí yace la posibilidad de poder cambiar nuestra vida, porque depende de nuestra interpretación de ella y esta se construye a partir de las nociones que tenemos sobre nosotros mismos. La filosofía del lenguaje mostraría los condicionantes que determinan estas nociones: La experiencia y el acto de estructurar el lenguaje.

Discrepo con esta visión, pues no todo es subjetivo. Tenemos de alguna manera acceso a los objetos pues sino no podríamos sobrevivir. Pero no desarrollaré mucho este tema. Lo interesante es lo que plantea el autor (más allá de su visión personal sobre el lenguaje) acerca de la filosofía como propuesta de vida diaria.

Antes de continuar, quiero decir, que lo que entiendo como filosofía, es la reflexión sobre lo universal, la totalidad de las cosas existentes. Es lo que circula y enlaza a todos los saberes humanos, para poder comprender al hombre mismo. Esto no puede hacerse desde un saber particular porque por definición, se limita a un ámbito propio, excluyendo los demás ámbitos de la realidad. El hombre existe en esta totalidad que llamamos existencia.

Planteo esto por dos motivos. En un primer lugar, interpreta la historia del pensamiento y la filosofía como la lucha por el fundamento del existir, lo que da unidad al existir. Esta lucha se daba por tres posturas: El fundamento esta en la naturaleza-lo físico (naturalismo); el fundamento esta en lo más allá de lo físico-lo metafísico (metafísica); El fundamento esta en el hombre-el hombre es la medida de todas las cosas (antropologismo). Habla que en la modernidad domino la visión metafísica (que planteaba un ser estático, inmutable y que despreciaba lo sensorial) pero que llego a puntos de contradicción. La visión física y la antropológica se combinaron y empezaron un debate con las ideas metafísicas. Actualmente, estas últimas ideas, en el plano del pensamiento han sido relegadas. Pero en el plano de lo cotidiano, aún no han sido desterradas. El autor piensa que aún se actúa como si las cosas fueran de una determinada manera,  "esto es así". Ello nos impide desplegar todo el potencial de la ontología del lenguaje. Por eso, la tarea de la filosofía es bajar de su torre de marfil para estar en lo cotidiano, combatir desde ahí estas nociones. (Personalmente, aún no termino de desarrollar mi visión sobre el mundo. Como digo pienso que no todo es lenguaje, sino también podemos de alguna manera acceder a lo no-subjetivo. Sobre la noción de las cosas son así, aún tampoco lo desarrollo. Lo que hago es hablar sobre la reflexión del autor. Pero lo importante es resaltar que la filosofía debe aplicarse en la vida misma, en lo cotidiano, porque define los conceptos con que entendemos y actuamos en el mundo. Es una reflexión sobre la vida misma y no sobre "castillos en el aire").

El segundo motivo parte de la reflexión filosófica misma. El filosofo se plantea cuestiones referidas a su propia existencia. La respuesta que se da, se verá condicionado por las propias nociones pre-reflexivas que se tiene de aquel hombre que se pregunta. El hecho de preguntarse es tener la concepción de un hombre que es capaz de cuestionarse, dudar. Entonces, el propio pensar se origina en la vida misma. Es desde ahí donde se debe partir, examinar esas concepciones básicas para poder realizar en su máximo potencial las reflexiones que se definen como filosóficas en un sentido más limitado. Por eso, Heidegger dirá que la condición inicial del hombre, no es ser una sustancia que piensa, sino estar-en-el-mundo.




La filosofía se hace en la calle

Hasta la parte que leí (la mitad del libro) el autor no ha desarrollado mucho la idea esbozada en la cita. Por lo que puedo entender, habla de la calle como símbolo de lo cotidiano, de los espacios donde transcurre la vida misma. No desarrolla la idea de la calle como espacio común, como el lugar donde uno vive y comparte con los otros. La máxima referencia que hace hacia los otros, subyace en la importancia de entender a los otros para entender a uno mismo. Pero es una visión individualista: Estudio a los otros, para comprender ciertas nociones que pueden servirme para entenderme a mi mismo. No hay pues una mención a la necesidad de vivir en comunidad para poder sobrevivir como individuo.  A partir del reconocimiento de esta necesidad, viene la preocupación de los otros (preocupación consciente o inconsciente por medio de los instintos generados por la evolución para la sobrevivencia). Necesito preocupar por los otros, porque si no sobreviviría, habla los genes "egoístas", muchas veces en silencio.

La filosofía en la vida diaria se da por la necesidad de entender las nociones más fundamentales sobre nosotros mismo y ver si es posible cambiarlas. Hoy sabemos que las nociones de individuo están en gran parte determinados por las estructuras sociales en las que este existe. Incluso, la misma herramienta que usamos para reflexionar esto, el pensamiento-lenguaje, esta determinado dentro de un marco símbolico generado por una comunidad propia. El lenguaje es social. Entonces, la filosofía también debe explorar lo social, sus estructuras y dinámicas, para entender si es que ciertas nociones son construidas  por lo social o es así su naturaleza. Es ver como lo social determino al individuo.

Pero no solo es un entender, sino un también cambiar. Si bien uno puede cambiar en tanto individuo, no podrá hacerlo mientras que la comunidad donde vive, siga con las viejas nociones que uno decidió abandonar. Es como si uno hubiera desarrollado alas, pero se ve encerrado en un cuarto, que lo limita a volar o incluso que le prohíbe hacerlo. Tiene que cambiar su medio, su comunidad para poder desarrollarse plenamente.

Así, la filosofía propiamente se hace en la calle. Se debe discutir con los otros sobre la realidad de tales nociones. Se debe escuchar, oír porque lo el otro creo lo creo así. Descubrir quizás que en tal idea que se había tenido no se había tenido en cuenta lo que el otro dice. Quizás cambia la nueva noción. Así se hace filosofía, no es solipsista. Es mediante el diálogo con el otro. La cuestión humana, se da en lo humano, no como un solo individuo, sino en el conjunto de particularidades humanas que forman lo humano. Se debe conocer al otro, preocuparse por el otro. Porque si la comunidad en que estoy no vive de una "buena" manera, yo no podre vivir tampoco de esa manera. La revolución de los conceptos se hace en un plaza y no desde el escritorio. Los nuevos conceptos y nociones deben ser aceptables por todos, y no solo por uno.


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