viernes, 19 de febrero de 2010

En las profundidades del ser


"… El espacio de Einstein no está más cerca de la realidad que el cielo de van Gogh. La gloria de la ciencia no estriba en una verdad más absoluta que la verdad de Bach o Tolstoi sino que está en el acto de la creación misma. Con sus descubrimientos, el hombre de ciencia impone su propio orden al caos, así como el compositor o pintor impone el suyo: un orden que siempre se refiere a aspectos limitados de la realidad y se basa en el marco de referencias del observador, marco que difiere de un período a otra, así como un desnudo de Rembrandt difiere de un desnudo de Manet"

Arthur Koestler, The Act of Creation.
¿Qué es la filosofía del eterno misterio? Es mi visión del mundo, mi forma de interpretarlo y entenderlo. Es una de las miles que ha habido, sin ser ni más ni menos verdad que las otras. Cada uno interpreta la realidad a su manera. Algunos, simplemente reciben la visión que les enseñaron, sin tratar de modificarla en lo absoluto. Otros, la cambian en algunos aspectos, sin tratar de modificar el todo. Pero unos pocos, son los que se atreven a derrumbar esas formas, y a crear desde el caos, una nueva visión, una nueva interpretación de la realidad. Es una tarea titánica, pues significa tratar de explicar todo lo existente, significa sumergirse en los valles profundos del ser y desde ahí partir hacia los hombres, mostrándoles un poco de su esencia, no sin antes esta haberse mezclado con los pensamientos del portador, con su mundo anterior. Estos héroes buscan no solo entenderla sino también erigir un nuevo mundo, donde los tambaleantes deseos y actos humanos puedan apoyarse, sin derrumbarse ante la desesperación y la angustia, sino que sea una luz de esperanza.

Perdón la ambigüedad de este fragmento y el lenguaje medio poético que uso. Pero lo hago adrede, buscando que cada uno lo interprete a su manera, mezclándose con su propio mundo interior. De la misma manera sucede cuando tratamos de interpretar la realidad, tan poética y misteriosa. Pero la diferencia es que no sabemos si sus versos son símbolos, que ocultan un significado, o más bien destellos absurdos y sin sentido. Eso es el misterio existencial. Aún así, el hombre trata a toda costa de darle un sentido, creándolo si es que no tiene.

Bien, ahora les mostrare en que consiste la filosofía del eterno misterio. Básicamente, como su nombre lo indica, parte del postulado de que el fondo de la realidad es un misterio y que siempre lo será. Podrán juzgar que es una visión muy simple, de que cualquiera puede decir eso. Pero les explicare como llegue a esta conclusión.

Mis ideas parten de la teoría del conocimiento de Immanuel Kant. Él decía que lo que nosotros conocemos, es en realidad una mezcla de una materia exterior a nosotros y nuestra propia forma de conocer los objetos. Es decir, que todo lo que percibimos y conocemos ha sido moldeado por nuestra mente. Pero para que algo sea moldeado, primero tiene que existir ese algo. Es como si el mundo que conocemos ha sido esculpido por el cincel de nuestra mente.

Así vemos que hay dos especies de realidades, según Kant: A la primera la llama la de los fenómenos, y es la que vemos y percibimos, la que ya ha sido transformada por la forma de conocer de nuestra mente. Y la otra, es la que él llama el noúmeno o las cosas en sí, que no han sido trastocadas y a las cuales nunca podremos conocer ni acceder, pues significa que serían moldeadas por nuestra forma de conocer y así dejarían de ser cosas en sí, transformándose en fenómenos.

Lo interesante de esta teoría es que postula que el tiempo y el espacio están en nuestra mente, son formas del conocimiento. EL argumento es simple: como para conocer algo, ese algo tiene que estar en el tiempo y en el espacio, entonces tienen que estar estos ya en nosotros, con anterioridad a la experiencia, y así permitirnos conocer las cosas. Si no fuera así, ¿Cuándo los conocimos? Si en algún momento los conocimos, quiere decir que hubo un tiempo anterior donde no los conocíamos, pero para esto ya sería necesario el tiempo. ¿Dónde los conocimos? También para eso sería necesario el espacio, un lugar. No quiero ampliar más el tema de porque el tiempo y el espacio están en nuestra mente, pues esto es una simple introducción a la filosofía del eterno misterio.

Lo dicho hasta aquí no es nada nuevo, es simplemente una exposición de las ideas kantianas. Pero quisiera decir algunas consecuencias que se derivan de estas ideas. La primera es que si el tiempo y el espacio están en nuestra mente, ¿Es posible nacer? ¿Para ello no sería necesario un tiempo? Esta idea desafía al sentido común, y parece derrumbarse ante él. La solución sería decir que no nacemos, pero aparentemente esto es ilógico. Pero si lo vemos desde otro punto, se encontrara una solución asombrosa.

Que tal si nos enfocamos en los noúmenos. No podemos decir que cosa son, pues para ello tendríamos que conocerlos. Pero al menos podemos decir que cosa no son, si partimos de las cosas que conocemos. Si todo lo que conocemos están en el tiempo y el espacio, entonces lo que no podemos conocer, las cosas en sí, se hallan fuera de ellos. Y solo mediante el tiempo podemos hablar de simultaneidad, que es el hecho de que varias cosas existan al mismo tiempo. Entonces afuera del tiempo, no hay simultaneidad. Ahora bien, sabemos que existe una cosa o varias cosa en sí, tenemos la certeza de que algo existe fuera de nosotros, pues para percibir algo tiene que haber algo que percibir. Como este algo esta fuera del tiempo, y por ende fuera de la simultaneidad, vemos que solo es posible que exista una cosa en sí o solo un noúmeno. Ya no son varias cosas en sí, sino solo una cosa en sí, que sirve de base para todo nuestro conocimiento.

Nosotros también nos percibimos en el tiempo, como fenómenos. Lo cual quiere decir, que también hay algo, desconocido para nosotros, que sirve de base para ese fenómeno, hay una parte de nosotros que es noúmeno.

Y combinando el hecho de que nosotros somos noúmenos y que solo existe una sola cosa en sí fuera de nuestra forma de conocer, llegamos a la conclusión de que todos somos uno, toda la materia de nuestro mundo parte de una sola entidad, un solo objeto de fondo: nosotros mismos. ¿Por qué nosotros mismos? Porque somos los que contenemos las formas del conocimiento en nuestras mentes. Es decir, la mente que da forma a todo lo que vemos y percibimos existe en nosotros, esta dentro de nuestro ser. Entonces todo el mundo que vemos, ha sido moldeado por una sola mente.

Esta idea desafía la lógica, pues se diría que todos estamos conectados a una sola mente, cuando la experiencia nos enseña que no parece ser así. Pero, lo que digo es que hay una realidad de fondo que nos conecta, que nos hace ser uno, pero que no conocemos. Y por mente entiendo al contenedor del tiempo y el espacio, lo que da forma al mundo que observamos. Esta es igual en todos pues es solo forma, no depende del observador, todos conocemos de la misma manera: mediante el tiempo y el espacio.

Esa parte de la realidad que no conocemos, no influye en nada, no nos afecta, pues nunca la podremos percibir ni conocer. Entonces es un "no-ser" para nosotros. Ese no-ser resulta absurdo. Pero también es un misterio, que nunca podremos develar. A eso me refería con eterno misterio.

Teniendo como base del edificio que planeo construir estas ideas, ahora podemos levantar los pisos restantes con mayor facilidad, solo usando como material las consecuencias que se derivan.

EL misterio sobre la existencia fue lo que llevó al hombre a grandes empresas para intentar desaparecerlo. Es algo inscrito en nuestra propia naturaleza tratar de entender todo, tratar de darle un orden al caos. Así partimos en esa empresa como ordenadores de nuestro propio mundo. Pero llegamos a un punto, como es la filosofía del eterno misterio, donde nos damos cuenta que el misterio reina en la existencia, que hay una parte que no podremos descubrir jamás. Pero como dije, la propia naturaleza del hombre, lo impulsa a tratar de ver bajo ese manto misterioso, así iniciándose de nuevo el ciclo. Es un eterno ciclo sin fin. Lo importante de esta idea es que el misterio impulsa al espíritu del hombre, un espíritu aventurero, curioso y explorador. El misterio nos dice que siempre hay algo que no sabemos, por lo cual nunca nos detendremos en nuestro afán por descubrir. Es contrario a las ideas de que en algún momento tendremos el conocimiento absoluto. Si esto fuera cierto, el espíritu humano se marchitaría, ya no quedaría ningún lugar a donde ir, ningún lugar que explorar.

Además del maestre que siempre nos ínsita a saber más, es el gran artista dentro de nosotros, pues esa parte que no conocemos nos llama a intentar explicarla mediante la imaginación y la especulación. Es como cuando tratamos de explicar algún hecho de magia, usamos nuestra imaginación diciendo que debe haber algún mecanismo oculto. O también cuando vemos algún fenómeno "sobrenatural" del cual no tenemos explicación, usamos nuestra imaginación para llenar ese vacío. Por ejemplo, como hacían nuestros ancestros al tratar de explicar el origen del rayo, desarrollando historias fabulosas sobre dioses y hombres.

Por el hecho de no saber nada sobre esa parte de la realidad, no podemos juzgar que una teoría sobre ella es más cierta que otra. Así se deja de lado a quienes creen tener la verdad sobre, por ejemplo, si es que existe Dios o no. No se puede responder sobre eso, con lo cual es posible creer, tener fe en que existe, más no certeza. Así no habrá disputas entres los que creen en un tipo de Dios y que creen que su verdad es absoluta, pues no se puede saber nada acerca de ello, con lo cual el concepto de verdad queda eliminado. El mundo así queda transformado en un mundo relativista, donde cada uno tiene su propia verdad, que no es ni más ni menos que la de los otros.

La filosofía del eterno misterio es una partidaria de la libertad. ¿Por qué? Pues si bien vemos que el mundo se rige por leyes, por lo menos actuamos como si fuéramos libres. No sabemos si es que existe la libertad, es decir la facultad de iniciar un acto sin alguna causa anterior, contraría al principio de causa y efecto, que rige nuestra existencia. Pero actuamos como si lo fuéramos. Esa libertad, de la cual creemos que tenemos, no se halla sometida a las leyes temporales de "todo lo que sucede tiene una causa en un tiempo anterior", pues no tiene una causa anterior. Es como si se escapara del tiempo, es como si fuere el vínculo entre los fenómenos y el noúmeno. Ese vacío para nosotros que resulta el noúmeno, permite llenarlo con cualquier acto o pensamiento, siendo libres de que con que queremos llenarlo. No sería así si es que toda la realidad fuera fenómeno, pues vemos en lo que percibimos que el mundo se haya determinado por leyes, donde todo esta determinado, no permitiendo la libertad de iniciar algo nuevo.

Entonces el misterio permite la libertad y anula la idea de lo determinado completamente. Derriba la idea de que todo lo existente se haya controlado por un destino, aunque algunos podrían creer que si existe porque no sabemos que hay en el fondo de la realidad. Pero lo importante es ver la facultad de uno mismo para elegir en creer en la idea del destino o no. Y como consecuencia se podría decir que el misterio alimenta la idea de que el hombre debe construir su propio mundo. EL mundo deja de ser un lugar regido por la idea de un ser que lo gobierna, y se transforma en un mundo donde cada uno es dueño de sus actos y darle el sentido que quiere darle a su vida, y no es impuesto por alguien exterior a nosotros. El misterio ante la pregunta que muchos se hacen de que si la vida tiene o no tiene sentido, responde: ¿Tu quieres que lo tenga?











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