viernes, 12 de febrero de 2010

Los derechos humanos: la tan ansiada igualdad

¿Derechos humanos? ¿Alguna vez se han puesto a reflexionar acerca de ellos? ¿Porqué los hombres teníamos derechos? Creo que es importante hacer un viaje por el pasado para poder comprender porque se dio la declaración de los derechos humanos.

Antes se concebía el mundo como hecho por Dios, es decir, todo lo creado, era un símbolo, algo que representaba la voluntad de Dios. Así también el hombre entraba a formar parte de la creación divina, y tenía una característica especial: haber sido creado a imagen y semejanza de Dios. Por ende, a él se le había entregado todo el mundo.

Y es así como entre formar parte de una creación divina y ser al que le entregan el mundo por derecho divino, se puede hablar de los derechos del hombre. Sus derechos descansaban sobre la base del poder que había les había sido entregado. En estos tiempos, que transcurren desde la prehistoria hasta la edad media, la visión del mundo y del universo en general, era antropocéntrica, todo giraba alrededor del hombre.
Pero los tiempos cambiaron, la concepción del mundo empezó a variar también. Antes se pensaba que el mundo fue creado por Dios y este ejercía su voluntad en todos los actos de su creación, es decir, que por ejemplo se creía que la lluvia era causada por la furia de Dios. Pero con Isaac Newton y Galileo Galilei cambió esta manera de apreciar la naturaleza. Ellos describían un mundo mecánico, que se regía por sus propias leyes, inviolables, que funcionaba por sí mismo sin la intervención de nadie, entonces si Dios habría creado el mundo por lo menos ya no intervenía en él.
El mundo pasó de ser símbolo de la voluntad divina, a volverse un mundo mecánico, autónomo. Además con el descubrimiento de Copérnico de que la tierra era la que giraba alrededor del Sol y no viceversa, como antes se pensaba, cambió la posición que ocupábamos en la creación, ya no éramos el centro del universo, un duro golpe para el narcisismo humano.

Como cambia la manera de entender el mundo, también cambia la forma de comportarnos, que va de la mano de cómo comprendemos nuestra realidad. Antes se pensaba que el poder del rey se justificaba por la voluntad divina. Pero ahora que esa voluntad ya no intervenía, se tenía que pensar en otra manera de gobernar. Los filósofos de la ilustración, como Rousseau proclamaban un contrato social, un acuerdo entre los hombres, en donde lo dicho se tomaba como ley inviolable. Otros filósofos proclamaban la división de poder, o un estado laico. Así Dios en el ámbito político también perdió poder, ante la “Diosa Razón” que creía saber lo que era lo mejor para el hombre.

Antes de continuar con el relato de la parte política que nos llevara hacia la declaración conviene decir un hito importante. Es el giro hacia la subjetividad, hacia la importancia del sujeto, dado por René Descartes. Antes se daba importancia a los objetos que se observaban, a su realidad, pero a partir del filosofo Descartes, se da la vuelta y se torna importante el sujeto que observa. Y luego con el romanticismo llega a su auge. Es importante ver esto, porque acuérdense que estos pensamientos influenciaron mucho en la época en donde se dieron, y a partir de esta por medio de la historia, llegan mezclados con otros tipos de pensamientos, pero aún siguen presentes.

También es importante resaltar una pregunta filosófica muy importante: ¿Qué es el hombre? El filosofo Immanuel Kant decía que esta era la cuestión más importante de la filosofía, todo el esfuerzo de reflexión era para responderla. Entonces vemos que a pesar de que el hombre perdió su lugar privilegiado dado por Dios, en la antigua concepción del mundo, aún sigue siendo el centro de su pensamiento.
Entonces continuando ahora sí con la historia y la política, que dicho sea de paso expresa como debe vivir el hombre en sociedad; llegamos, luego de época de la Ilustración, y como consecuencia de esta, a la famoso “Revolución Francesa” liderada por Robespierre. Fue el momento político donde cayó el poder del rey, representando la voluntad de Dios, y emergió la voluntad del hombre, del pueblo. Fue ahí donde se proclamó: ¡Libertad, Igualdad, Fraternidad!; unos de los principios básicos de los cuales se apoyaría la constitución de los derechos humanos en 1948.

Ahora llegamos a la antesala de esta importante declaración, nos vamos a situar en 1945. En este año había terminado la segunda guerra mundial, el mundo había quedado devastado, en el sentido económico y la perdida de vidas humanas. Se había matado como si la vida humana no valiera nada. ¿Sería parte acaso de esa visión mecanicistas del mundo, donde el hombre era una pieza más del “reloj” que era el universo? ¿Acaso se había tomado muy a pecho el pensamiento existencialista de Jean Paul Sartre y Albert Camus, quienes proclamaban que la vida era un sin sentido, y siendo así daba lo mismo morir que vivir?

Al parecer se dieron cuenta de ello, y por eso se dio la declaración tres años después. Ya no se podía justificar el derecho por medio de un ente divino, sino que ahora era un “contrato social”, un acuerdo, en donde se proclamaba que todos los hombres tenían derecho a vivir, y a cubrir demás necesidades básicas. Era necesario esta declaración sino se quería que la tierra se convirtiera en carnicería, en un sin sentido, en donde sería imposible vivir en comunidad, sin matarnos. Y para el hombre, es necesario vivir en comunidad si se quiere sobrevivir, si se quiere vencer a la naturaleza, el hombre no se puede valer solo, necesita de la comunidad, como dijo Aristóteles: “El hombre es un animal social”.

¿Y porqué esa declaración se debía aplicar a todos los hombres, y no solo a unos cuantos, como en la antigua Grecia por ejemplo, donde el amo tenía derechos y el esclavo no? Es importante darnos cuenta que esta declaración solo se daría en una situación como la que se encontraban en 1948. Fuera de todo el desastres que se había causado por las guerras, el mundo se había achicado, el mundo giraba a hacia convertirse en un sociedad global. Prueba de ello fue que casi todos los países se hallaban bajo dos bandos: Los capitalistas y los socialistas. ¿Era posible que todas las distintas maneras de pensar se pudieran combinar y situarse en uno de estos dos lados? Al parecer si era posible, aunque superficialmente.

Bueno este fenómeno se dio por la primera ideología: El capitalismo. Históricamente se podría hablar de él desde que fue concebido por Adam Smith o desde donde se puso en práctica con la Revolución en Inglaterra, a mediados del Siglo XVIII. Pero sin querer profundizar mucho en estos aspectos históricos quisiera resaltar si uno muy importante: El capitalismo requiere del intercambio, y por ende, el país que aplique esta forma de economía, necesita ir en búsqueda de mercados, donde intercambiar sus productos. Lógicamente que para crecer, no basta que los productos se vendan en el mercado nacional, sino que se venda en el exterior, para que la nación reciba ingresos. Esa expansión de mercado hacia el extranjero en su forma última, donde el país que vende productos casi domina por completo al país que los recibe, se llama “Imperialismo”; que vendría ha ser como el tope del capitalismo, donde un estado es demasiado poderoso.

Entonces vemos que los países capitalistas buscan donde colonizar, donde expandir, necesitan abrirse. Y es así, como cada vez, se exploraba tierras más lejanas en búsqueda de recursos y mercados donde vender. Y es así, como también, se empieza poco a poco a trascender las barreras de las naciones, y el mundo cada vez se va a achicando. Se convierte el mundo entero en interés de los países poderosos.
Y por eso, en búsqueda de una convivencia pacifica y con una mira hacia todos los hombres, y ya no unos cuantos, se da la declaración de los derechos humanos en París, el 10 de diciembre de 1948.

Se buscaba una igualdad, un respeto a la vida, una satisfacción de las necesidades físicas y afectivas del hombre. Estos ideales ya habían sido proclamados por los filósofos; luchados desde la Revolución Francesa, y en varias revoluciones menores; y por fin luego de que el mundo tuvo que aprender después de una masacra, se proclamaron.










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