lunes, 15 de febrero de 2010

Sufriendo por tu ausencia


¿Por qué te fuiste? Ahora sufro por tu ausencia. El espacio que dejaste ha sido llenado con la más pura maldad. Sin tu tutela y cuidado, mi existencia se ha tornado oscura y sombría. Todas las noches clamo a las estrellas, el único refugio de tu luz, que te hagan llegar mis suplicas, padre mío: "Vuelve. No quiero vivir más sin ti, no quiero ser más un ser libre".

-Carta de un pobre hombre a su Padre, el Creador.

Los hombres vemos la maldad y el caos, muchas veces preguntándonos el porque de su existencia. "¿Por qué tiene que haber mal en el mundo?" preguntaba yo de niño a mi mamá. Y estoy seguro que no he sido la única persona que ha preguntado sobre este tema.

Como siempre, la religión tiene una respuesta a esta cuestión fundamental: "El mal existe a partir de la libertad. Al hombre se le dio la libertad y él puede elegir entre el bien y el mal, traducido en sus actos". Y así vemos como la Iglesia responde el porque del sufrimiento y las penas que podemos ver día a día en nuestras vidas.

Claro que relata el origen del mal de una manera bastante fabulosa y con un tono mítico. Si no recuerda la historia, aquí se las relataré para refrescarles un poco la memoria.


Se decía que antes de que existiéramos, Dios, como buen arquitecto que era, se tomaba su tiempo para planear y diseñar hasta el más mínimo detalle lo que luego se convertiría en su obra maestra, quizás también su única obra, quien sabe. Mientras hacia sus diseños y trazos, un rebelde, el primero de todos, conocido en esos tiempos como Lucifer, decidió desobedecer los mandatos del Todopoderoso. No recuerdo bien en lo que desobedeció, pero me imaginó que fue la regla de portarse bien, por eso él hizo lo contrario. Dios, un amante de la libertad, respetó su decisión, pero lo expulso de su reino con la simple lógica de que si eligió actuar mal y ahí todos se portan bien, entonces no puede estar ahí. No sabemos si lo envío al infierno directamente, que sería una especie de prisión creada por Dios en este caso, donde estarían los malos; o que simplemente le cerró las puertas del paraíso, y Lucifer, en algún lugar más allá, creo con sus propios poderes el infierno, recordemos que antes había sido un ángel. Desde ahí planearía su venganza. Y así nació el mal en el universo.

Ahora bien, siguiendo la línea del relato, me pregunto: ¿Para que uno elija, no es necesario primero que haya algo que elegir? ¿No tendría que existir antes el mal, para luego poder elegirlo? Y así, ya no se contaría el origen del mal porque el mal antes habría existido.

Podría venir un entendido en la materia y podría refutarme diciendo: pero se dice que el origen del mal es a partir de desobedecer a Dios. Ósea vemos que Dios es igual al bien y lo que no es Dios, no es bueno por lo tanto es malo. Un formula divina ciertamente.

¿Cómo sabemos que Dios es bueno? ¿Solo lo sabemos porque así nos lo dijeron y enseñaron? Si recordamos que para que haya bien tiene que haber mal, entonces vemos que bajo esta explicación, a partir de que Lucifer se revela contra Dios, este último recién toma su papel fundamental de bienhechor supremo.

No hay otra forma de que esto sea posible. ¿Pues bajo que otros criterios podemos decir que obedecer a Dios es algo bueno, si solo existía un camino hasta que Lucifer abrió el otro? Acuérdense que el bien surge a partir de la comparación. Recién con la rebelión podemos hablar del bien y el mal.

La mayoría de personas creemos que existen dos fuerzas antagónicas que se hayan en una eterna lucha: El bien y el mal. Las pensamos como eternas. Son dos esencias que rigen nuestro mundo, y son anteriores a nuestra existencia.

Pero mediante este relato, vemos que para que existan, hay dos posibilidades: O que siempre hayan existido, lo cual es contradictorio porque existirían dos tipos de dioses, uno bueno y uno malo. Pero nosotros creemos que solo existe uno.

Podemos decir que el mal es ausencia del bien, pero antes de que nuestro universo sea supuestamente creado, se supone que solo existía Dios y su reino, donde todo era bien, por formar parte de él. Por lo cual lo que estaba fuera de él, sería lo malo, pero afuera del reino solo existía la nada y no se puede decir absolutamente nada acerca del vacío, por no hay nada ahí. Y tampoco se podría decir que el reino de Dios era todo porque todo sería bueno y nosotros buscábamos algo malo y eterno. Entonces, a partir de nuestras creencias cristianas, el mal no pudo haber sido eterno.

Por lo cual solo pudo haber tenido un origen, y si nos remontamos a nuestra historia, vemos que también el bien tendría un comienzo. Pero así llegamos a una contradicción con el principio cristiano de que Dios es bueno y eterno. Quizás podría haber sido eterno, pero dentro de su misma lógica, no habría sido siempre bueno. Ojo, de eso no se deriva que era malo antes, porque se caería en la misma redundancia. Por lo cual, queda que Dios no era bueno ni malo.

Podemos observar que nos hemos metido en un enredo al intentar husmear en los asuntos celestiales. Me podrían criticar que como me atrevo a tratar de saber cosas que están muy por encima de mí, acusándome de hereje. Pero creo que no es el caso aquí. Yo no se nada sobre las cosas de Dios y su sequito, ni nunca lo sabré. Ni creo que se pueda saber. Lo único que hago aquí, es enjuiciar bajo el tribunal de mi razón lo que me enseñaron. Esto fue dicho por hombres y escrito por esos mismos seres. Y ellos, al igual que yo, pueden ser imperfectos. Trato de cuestionar mis propias creencias, para fortalecerlas o empezar a creer en algo nuevo.

Bueno dicha la aclaración, continuemos. ¿Cómo dar solución a este dilema? ¿Dios era algo neutral hasta que se torno en algo bueno al ver las consecuencias de vivir en su ausencia? ¿Aceptamos que el bien y el mal siempre han existido? ¿Nos quedamos con nuestras viejas creencias? ¿Buscamos alguna forma nueva de abordar el problema?

Me inclino personalmente por la última opción, viendo que con las otras creencias se crea un nudo que no podemos desatar. Ahora bien, respecto a la posibilidad de que existan siempre el bien y el mal, veo un problema. El bien y el mal son conceptos humanos. Los hombres estamos sobre ellos. SI observamos la naturaleza no encontraremos a estos conceptos. Se encuentran vinculados solamente con nuestra moralidad. Con lo cual concluimos que antes de los hombres, no tenían utilidad. Que existan o no afuera de nosotros, no podemos probarlo. Por lo cual, resulta útil situar sus orígenes en los hombres mismos.

Platón podría tratar de refutarlo diciendo, que todos sabemos que es el bien y el mal, y que solo a partir de esos conceptos podemos juzgar las cosas. Como esos dos conceptos están en todos, quiere decir que trasciende lo individual. Su argumento era que todos participamos de ellos. Y que estos eran eternos, siempre serán igual, no cambiaran. A estos entes los situaba en el mundo de las formas, un mundo que configuraba el nuestro.

Sin ánimos de adentrar mucho en su teoría, quisiera preguntarle al señor Platón si encuentra algo bueno o algo malo fuera de los hombres, o mejor dicho, fuera de nuestra facultad de juzgar. Solo vemos a una maquina que trabaja de una forma sorprendente. Nosotros podemos comparar y juzgar, y decir que algo es bueno o algo es malo, pero esto no afecta en nada el desarrollo del universo; va mas relacionado al sujeto que observa, que al objeto mismo. Entonces, llegamos a la misma conclusión: que el bien y el mal es un concepto inherente al hombre, que quizás nace mediante la comparación, y que aparece a la par que aparece el hombre.

Entonces situamos el origen del mal desde un plano terrenal y humano. Es en este punto donde debemos abordar el problema. La ausencia de Dios, es para muchos, la causa del mal. Pero también la ausencia es el origen del bien. En la base de ambos, se encuentra la libertad, la principal virtud del hombre para decidir sobres sus acciones. El hombre se revela ante Dios para crear su propio mundo, su propio destino. El símbolo clave de esta revolución es Lucifer, que en latín significa "el que trae la luz", la luz hacia la libertad. EL bien y el mal son consecuencias de nuestros actos, de nuestra propia libertad. Dejemos de ver en las estrellas, el cielo o al infierno, la causa de nuestros problemas y centremos en nosotros mismos y en las consecuencias de nuestros actos. En el cielo también tendrán sus propios problemas, pero nada podemos saber, pues es una cuestión de los dioses.

Quizás este último párrafo resulte un poco ambiguo, por el modo como lo relate, pero prefiero dejarlo así para que tenga cada uno su forma de interpretarlo e internalizarlo, volviéndolo suyo o rechazándolo. Solo quiero aclarar algo que quizás los haya dejado pensando: La figura de Lucifer como un héroe que nos muestra el poder de la libertad. Primeramente, no soy alguien que rinda culto al diablo. No se ni siquiera si existe. Lo tomo así para mostrar otra manera de ver el mito. Además, humanizándolo, le quito su supuesta divinidad, así transformándolo de una figura malévola y poderosa al primer revolucionario, defensor de la libertad. Quizás así le perdamos el miedo y veamos al diablo no tan diablo.

La segunda aclaración es que a parte de preguntarnos sobre nuestros males de seguro que también preguntamos sobre el sufrimiento de la humanidad en sí, sensibilizándonos con ellos. Si, es cierto que es horrible ver tanto dolor y llanto, y buscamos consuelo preguntando porque se originó y que se puede hacer para combatirlo. Muchas veces recurrimos a la idea de Dios como esperanza. NO tiene nada de malo la esperanza, pero también debemos trabajar por cambiar nuestra realidad. Sobre si Dios actuaría atendiendo a nuestra suplicas, no puedo dar respuesta; pero creo que si puedo saber el resultado de que si nosotros actuáramos.









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