jueves, 21 de abril de 2011

Descansa en paz posmodernidad 2

Sobre "Hacia el nuevo Ser"
Otra vez, usando la física, descubrimos que el espacio no está vacío sino lleno de "energía". Esta energía se define como perteneciente al espacio-tiempo. El porqué no queda claro en el artículo. Podríamos decir que junto con la energía negativa implícita en el espacio-tiempo (la energía de la gravedad, que habla Stephen Hawkings), el tejido espacio-temporal podría también tener energía positiva (la del vacío) y en total no tendría energía (por tanto, no contenido, manteniendosé así la característica de "Forma" que Kant plantea). El hecho de que supuestamente coexistan dos polos de energía en un mismo objeto no es contradictorio, porque se podría decir que en realidad la energía de ese objeto es cero, pero que se puede dividir en + y -.

Resolvemos así el problema de la sensibilidad de la teoría kantiana. Hablar de la sensibilidad y lo sentidos es hablar de algo que hemos conocido por el espacio y tiempo. ¿Cómo podemos hablar de que recibimos información a través de ellos y esa información nuestro cerebro la amoldea y vemos así la realidad, si es que nuestros sentidos son parte de esa realidad ya amoldeada? No habia forma de resolverlo desde el mismo Kant. Pero podríamos decir, según lo expuesto en el párrafo anterior, que no se necesite que se de materia para construir el mundo, basta solo con la forma.

Podemos así construir el mundo desde cero, desde el espacio y tiempo como formas y no materia. Imaginemos una región del espacio que "crea" materia (equivalencia con la energía). Esa región tendría +1 al parecer. Pero como es materia, entonces tiene gravedad y por ende, habría energía -1. Se suman los dos y el resultado es que en total no habría energía, pero si habría mundo. El mundo surge de la "nada" (energía 0) pero la nada es algo (energía del vacío + curvatura del espacio-tiempo, gravedad). La forma es la nada, solamente que tiene dos características que le dan aparente materialidad, pero en totalidad sigue siendo forma.

Ahora bien, nuestro universo surge no de la nada absoluta sino como siempre tiene que existir energía del vacío, surge de esa espuma cuántica. Sin en lo absoluta suma cero(es como si "percibieramos" el universo en su totalidad) en lo relativo no tiene porque hacerlo y es más no puede hacerlo (porque sino no habría cambio y que solo se da con tiempo y el tiempo solo se manifiesta con algo en él)

Lo interesante al hablar del tiempo y el espacio como forma, decimos que están fuera de la experiencia pero permiten que se dé (sin ellos, necesariamente no habría experencia). Ahora, no solo permitirían el mundo (que es el que vemos por la experiencia) sino serían el mundo. El mundo como espacio-tiempo y ley de causalidad sería necesario. Podríamos responder incluso a la pregunta de porqué hay algo en lugar de nada, de Leibniz, diciendo que hay algo porque necesariamente tiene que haber algo. Otra verdad absoluta.





Descansa en paz posmodernidad 1.

En los últimos cuatro artículos, a mi parecer, se ha avanzado bastante con la meta de poder derrotar a la posmodernidad, aquel edificio que se cae cuando a si mismo se levanta; pero quizás ha sido muy veloz el avance y lenta la comprensión, por eso creo que es conveniente volver sobre sí para poder explicar, revisar y reflexionar.

Probamos que en el mundo que conocemos (el que se nos presenta a los sentidos) tiene que haber necesariamente la ley "todo lo que sucede tiene una causa". Además vimos que la sucesión o cambio se da en un tiempo mínimo (10 a la menos 43 segundos, según la física) para evitar el problema del tiempo que puede ser dividido indeterminadamente (diría infinitamente, pero eso es afirmar que puede conocer la totalidad del tiempo cuando no es así). Este es un problema porque de alguna manera no se podría decir que algo sucede, pues antes habrían pasado infinitos sucesos, es más, no podría suceder.
Además vimos que el principio de no contradicción es un principio práctico pero no absoluto por la imposibilidad de conocer todo el no-ser de cada objeto. (falla así la dialéctica hegeliana y la doctrina del fluir de Heráclito tal como lo planteaban). Definir lo que un objeto es, es imposible. Solo podríamos decir que es algo (que existe en caso de que lo percibimos, aunque hay diferentes formas de existir)
Por último vimos que en todo suceder si hay cambio por el principio de incertidumbre de la mécanica cuántica (siempre tiene que haber movimiento). Entonces el suceder-cambio se tiene que dar necesariamente en una relación del tiempo con el espacio. Aunque podríamos agregar (usando el tiempo mínimo del suceder), que también el suceder se da la realización procesos a nivel subatómico (que igual se dan en el espacio-tiempo). Otra vez, siempre hay cambio.

Lo interesante sobre este artículo son dos cosas: Demostramos una verdad necesaria: "Todo lo que lo que sucede tiene algo que lo antecede y que es distinto de este (cambio)". La fórmula ya fue expresada por Kant, al decirnos que si vienen todo la experencia es contigente (que puede ser de otra manera), lo necesario o apodíctico (que es así y no puede ser de otra manera) se encuentra fuera de la experiencia y que permite que esta se de (si no fuera así, no habría experiencia tal y como es)
Lo segundo es que la filosofía y la física (con sus errores y limitaciones) son inseparables si es que queremos descubrir el mundo y explicarlo.





martes, 12 de abril de 2011

El ser se desvela ocultándose

¿Verso poética o la realidad es poesía, aquella cuyo significado se revela a través de símbolos, que solo nos permiten una interpretación, más no una verdad única?

El ser, tal y como lo percibimos, es poesía, es interpretación: Solo descubrimos una parte de su esencia, la parte de la que nuestras estructuras mentales nos permite o quiere ver. ¿Podemos descender al caos primordial, más allá de lo que nuestros sentidos nos da, para encontrar ese mundo no humano?

El Ser como Forma es un intento que busca justificarse como ello. ¿Cómo lo hizo? A través de la reflexión. No es que nuestro mente tenga acceso a algo distinto que nuestros sentidos, pero si puede volver sobre ellos, para entender lo dado. Desciende a ese mar de impresiones, vuelve sobre la experiencia (que en cuanto actos pasados puede traer recuerdos "prácticos") y se pregunta el porqué, en esa búsqueda de sentido que es muestra de nuestra necesidad epistemólogica-moral de comprender todo. El hombre descubre las cadenas de la necesidad, de lo apodíctico, como la salvación o el suelo eterno donde asentar su voluntad de conocimiento.

El profeta del presente descubre que lo que anuncia es la Nada. El Ser es la Nada, el vacío. No buscar ser una frase más de interpretación de sentido, sino una frase ontológica. Sin energía, no hay masa (principio de equivalencia de Einstein) ni materia (en un mundo con energía cero, no puede crearse materia, pues la creación es una acción y toda acción requiere energía). Solo existe la Nada, lo vacío.

Todo proviene de la Nada, todo es la Nada, toda va ser la Nada. La Nada crea sin dejar de ser Nada. La Nada puede ser entendida como la Voluntad de Poder. Nace del sujeto (según Nietzsche, al igual que el espacio y tiempo kantiano), pero escapa de este: se vuelve un principio ontológico. La Nada o el Ser crea el futuro para apropiarse de él, para extender su propia constitución. Lo crea, desdoblándose, ocultando su nihilidad, solo para poder cumplir su voluntad de dominio. La Nada es por poder, por control. Pero la Voluntad de Poder requiere de su fiel aliada, que yace en su propio seno: El eterno retorno. Aquel principio de la Nada que asegura que eternamente se "regresa" a la Nada para poder volver a crear apropiandosé. El futuro no es.





domingo, 10 de abril de 2011

Definiendo el nuevo Ser

¿Qué pasaría si, conceptualmente, dividimos el tiempo y el espacio? ¿Por qué no decimos que una característica del tiempo no es la energía del vacío, pues sin ella podría cesar el movimiento, y sin movimiento no habría fluir del tiempo, pero a la vez sin tiempo no habría movimiento? ¿Por qué no decimos que una característica del espacio es la gravedad o curvatura de este? Con esto demostraríamos lo indivisible que es el espacio del tiempo, pues sin espacio hay movimiento y la gravedad también se da por el tiempo. El tejido espacio-temporal es la Forma ontológica que da el Ser a las cosas, pero que a la vez no son objetos (si hablamos en términos kantianos)

La ventaja de las Formas kantiana era que permitían la certeza del conocimiento. Lo que hacían era brindarle una certeza apodíctica: "La experiencia solo se puede dar en el espacio y el tiempo, con las categorías del entendimiente, necesariamente es así y no de otro manera". Esto evitaba la contigencia de la experiencia. La experiencia tenía una única forma de presentarse.

Con el Ser como Forma, superamos el problema de la materia que se brinda a los sentidos. ¿Podremos superar el problema del nacimiento, en otro post planteado? Hablando con un filosofo de mi universidad, decano de la facultad en que estoy, me dijo que no podía decir que el sujeto del conocimiento no podía nacer, porque el simple hecho de contener el tiempo en él. Me dijo que en el noúmeno si podría haber tiempo y por ende podríamos nacer, pero que no lo sabríamos. Sin bien Kant puso límites a nuestro conocimiento, no quiere decir que debemos descartar nuestras explicaciones como metarelato para poder comprender todo el fenómeno.

Mi respuesta ante dicha objección, es que precisamente el sujeto de conocimiento si tiene que ser Eterno, no porque no pudo nacer sino por la "dictadura" de la ley de la causalidad (post anterior). La ley de causalidad no puede cesar. Entonces, si seguimos con esto, el sujeto es el mundo, pues si retrocedemos desde el ahora, nos daremos cuenta de que la ley de causalidad se extiende más allá de cualquier sujeto que puede conocer, y se vuelve materia inerte. Esto sigue de la mano con la explicación el Ser como Forma, pues la forma tiene que estar presente por lo menos desde el big bang o si existe algo antes que este.

Pero surge otro problema, ¿Cómo el sujeto se puede insertar en esta lógica de las Formas? Pues, el espacio no lo podríamos conocer porque no es un objeto (materia-forma, según kant)(además de que todo lo que conocemos esta de por sí en el espacio-tiempo) ¿Pero si el mundo es solo forma? ¿No lo sería todo en él, que no es distinto a él, porque es él? ¿Y nuestro cerebro no sería también forma?¿Y la forma no acaso lo es todo y entonces el cerebro podría ser o "ver" todo? ¿Sería la forma que se autopercibe y se autocomprende siendo en el mundo forma, mientras que el resto de cosas vivas se perciben siendo y el resto de las cosas inertes son sin percibirse? La complejidad de nuestro cerebro y nuestros sentidos puede ser explicados como las causas de esta distinción. La biología podría explicar muy bien esto.

Al parecer hemos resuelto los problemas del Ser como Forma, pero aún faltaría incertar la causalidad, como categoría del entendimiento en esta lógica y además demostrar porque las otras 11 categorías que propone Kant no entrarían en ella. Creo que podemos recurrir a Schopenhauer. Cabe resaltar que podríamos aquí eliminar la idea kantiana del noúmeno, como "causa" del fenómeno, como materia del conocimiento que se transforma para serlo. Ya no es necesario la materia, solo basta la Forma.





Hacia el nuevo Ser

Hace mucho que no escribía porque mi responsabilidades no me dejaban tiempo para hacerlo. Pero ahora me tomo un pequeño descanso para poder seguir escribiendo mis inquietudes filosóficas. Quisiera volver al problema del ser y la causalidad que había teorizado en el post anterior.

Primero, me doy cuenta de que deje algunas cosas al aire. Cuando defino que lo que algo es y lo que no es, me refiero a una afirmación epistemológica y no ontológica; es decir, en la dificultad o imposibilidad para definar algo, pero que es o existe sea la forma que sea. Que no lo podemos definir no quiere decir que no exista o no sea.

En segundo lugar, me vuelvo a preguntar si es que las cosas tienen su ser de por sí en sí o si su quidad es relacional, es decir que sus características se hallan en sí mismo o depende de otros. Vemos, que para que sean si dependerían de otros para poder existir, salvo que sean eternos. Es decir que su ser si es relacional en cuanto en el tiempo. Pero en un momento del tiempo, ¿Dependerán de otros en cuanto en relación en el espacio se refiere?

¿Podría existir una sola cosa en el espacio? Según Kant, por lo menos en nuestro mundo del fenómeno, lo que percibimos, no puede existir espacio vacío. Si existe una sola cosa, salvo que cubra la totalidad del espacio, habría espacio vacío, es decir, no habría espacio. Por ende, no podríamos saber si existe esta cosa sin espacio, porque solo podemos conocer con este. El espacio esta lleno de una sola cosa o de varias cosas. Pero si hay varias cosas en el espacio, tienen que ver infinitas cosas, pues el espacio tiene infinitas partes si es que lo dividimos en partes. No podría haber vacío entre una cosa y otra.

Precisamente, eso es lo que ha descubierto la física cuántica y su ya citado principio de incertidumbre. El espacio no podría ser vacío, pues significaría que habría un lugar, donde una partícula podría llegar y quedar sin energía que no le permita seguir su movimiento y entonces podríamos medir su posición y velocidad a la vez. El espacio no es vacío. Según los físicos cuánticos, el espacio esta lleno de una energía llamada energía del vacío.

Ahora bien, mi observación a esta afirmación es: ¿qué es eso que llamamos energía? Muchos han distorsionado este principio. Ya casi nadie sabe de que hablamos al hablar cuando hablamos de energía. En la física, se define como "capacidad de un cuerpo para realizar trabajo". Es decir, que la energía proviene de un cuerpo. ¿Con la energía del vacío pasaría lo mismo, es decir, esta en un cuerpo? ¿Habría una masa del vacío, por la fórmula de equivalencia de Einstein?

Son preguntas muy difíciles de responder. Trataré de indagar en ellas. Si la energía del vacío pertenece a un cuerpo, ¿Cuál sería? ¿Quizás a un cuerpo que cubra la totalidad del espacio o al espacio mismo como cuerpo? ¿O quizás necesitemos una nueva definición de energía, más amplía, no inherente necesariamente a un cuerpo, sino, quizás al espacio como Forma de intuición, hablando en términos kantianos? Si es lo último, habría espacio vacío (pues sería parte del espacio y para que no halla vacío, tiene que haber algo que sea distinto al espacio) y es justamente lo que no es. ¿Pero que pasaría, si, según el libro de Stephen Hawking, el espacio tiene energía negativa (se dice así, porque es necesario energía positiva, para poder levantar un objeto debido a al gravedad generada por el espacio-tiempo) y la energía del vacío, al ser positiva, se suma con esta y tiene un total de energía cero; es decir, no-energía? Al no haber energía, la ley de la Forma, no sería violada, pues no sería un objeto.

Esto me resulta sumamente esperanzador, pues creo que resuelve un enigma que hace mucho tiempo buscaba resolver: El problema de los sentidos. Kant, afirmaba que lo que percibimos es una combinación de nuestras formas de conocimiento y la materia que nos brinda la sensibilidad. Pero hablar solo podemos hablar sobre los sentidos, sabiendo del cuerpo y el cuerpo esta en el espacio. ¿Cómo podemos hablar de ellos fuera del tiempo? ¿Cómo podemos hablar sobre algo distinto a nosotros, si el yo y el no-yo, solo se da por la diferenciación del espacio (simultaneidad o también exterioridad) y/o la del tiempo (sucesión)? No podemos afirmar que la materia del conocimiento proviene de algo distinto de nosotros. Pero si podríamos hablar de materialidad de la forma, es decir, podríamos hablar de conocimiento, el conocimiento de que nos brinda nuestros sentidos, sin salir de las Formas de conocimiento. Todo el mundo podría ser "creado" solo con la forma. Pero tendríamos que plantear una nueva "Forma". Ya no formas de conocimiento, como decía Kant, sino "Forma ontológica", que no solo permite la experiencia sino que le da "Ser" a la experiencia. El Ser no sería objeto, sino forma.





lunes, 31 de enero de 2011

Rajando los cimientos


Me tomaré una licencia con el plan trazado antes para poder cuestionar dos ideas básicas de todo reflexión filosófica: El principio de causalidad y el principio de no-contradicción. Vengo esbozando algunas ideas y preguntas sobre estos principios que son usados muchas veces como dogmas (sin cuestionarse) por filósofos y profanos. La idea de este post es abrir una serie de interrogantes para reflexiones posteriores, pues el tema es sumamente complejo.

El principio de causalidad:

Muchas veces es formulado como "Todo tiene una causa que lo precede". Pero, ¿por qué tiene que tenerla? Es una afirmación que no cuestionamos. No veo problema en usar nuestra imaginación para poder ver un ser que no tiene algo distinto a él que lo cause. Ahora bien, este Ser puede ser entendido como Dios, causa de sí mismo. Pero no necesariamente es así: primero porque es una afirmación sin sustento el decir que todo ser algo sin causa previa, distinta a él, es Dios; y en segundo lugar porque el ser causa de sí mismo es algo tan absurdo pues con la idea de causa afirmamos algo que es distinto y anterior a algo que es ahora; es decir, vemos que para que Dios sea causa de sí mismo tendría que haber existido antes de que exista. Y si se dice que Dios no tiene causa, ¿por qué lo demás si habría que tenerla? "Porque Dios es algo totalmente distinto a lo que existe en este mundo" ¿Cómo lo sabes? ¿Acaso lo conoces? ¿Acaso eres tan poderoso para conocer TODO lo que existe ahora? Dentro de lo que posiblemente existe ahora puede haber algo sin causa.

La única manera de salvar este principio es encontrando que necesariamente es así y no puede ser de otra manera. Kant lo hizo de esta manera "Todo lo que sucede tiene una causa que lo antecede" Si se formula de esta manera no hay forma de evitar la necesidad: En el mismo concepto de suceder, "lo que sigue de algo", se halla conectado con el hecho de que para que sea así tiene que haber algo que lo antecede, "lo que es antes de algo". Claro que el análisis es más complejo, pero por razones de este escrito prefiero dejarlo por el momento así. Pero, al parecer esta necesidad se halla en lo que a la selección de palabras se refiere. Si lo formulamos así, estamos hablando del concepto de tiempo, como lo pensamos : "lo que constantemente fluye y deviene". Para Kant, el tiempo es algo que cobra realidad con objetos en él. Es decir, un tiempo "vacío" no tiene realidad. (todo esto porque para Kant lo real es algo conformado por las formas de conocimiento, estructuras mentales e ideales, y la materia que proviene de las percepciones sensoriales; sin una ni la otra no habría realidad. El tiempo es una forma de conocimiento, por si solo no cobra realidad, sino que depende de las percepciones sensoriales que representan objetos en su ser (en el tiempo))

Realicemos un ejercicio simple: Imaginemos que solo existe una cosa en el mundo. Y que esta empezó a existir de la nada. Quiere decir que hubo un momento en donde no existió. Pero sin este objeto el tiempo no es real o mejor dicho perceptible. No puede haber un antes, porque para saberlo tuvo que haber algo y como es vacío no podemos conocerlo. No podemos afirmar que salió de nada (Como explicamos, el tiempo, para Kant, es algo ideal que solo es perceptible con objetos en él. Sin estos objetos, no podemos decir que existe un tiempo) Al no poder conocer sin tiempo, y el salir de la nada no se puede conocer, entonces afirmamos, que por lo menos en nuestra experiencia y en lo que conocemos o todo tiene una causa o hay algo que es eterno. Necesariamente es así. Sobre el resto, el existir de la nada y sin causa, no podemos pronunciarnos. Caber resaltar que aquí el concepto de causalidad va de la mano con el concepto de tiempo de suceder y no con una conexión necesaria entre un estado anterior y un estado posterior determinados. (Pues todo lo que ocurre en la experiencia no es necesario, es decir, puede ser de otra manera)

Una pregunta que me hice fue precisamente acerca del "devenir o suceder" y que va de la mano con la idea del tiempo. ¿Cómo podemos percibir que algo sucede a otra cosa distinta si es que entre un intervalo de tiempo hay infinitos intervalos menores de tiempo (como decir que dentro de un minuto, hay varios segundos y dentro de cada uno de estos hay muchísimas milésimas de segundo y así ad infinitum) Cuando hablamos de causa y efecto en realidad encerramos, mediante la abstracción, quizás, en dos momentos distintos un infinito de tiempo real. Sin embargo, esta especie de abstracción directa o que creemos que la percibimos, ocurre en lo que experimentamos. Notamos los cambios o por lo menos así creemos mediante las abstracciones que he mencionado antes. Quizás no notamos la infinitud de ese devenir porque nuestro cerebro solo capta "la realidad" a una determinada "velocidad" del suceder. Por ejemplo: si fuera más rapido nuestra velocidad de procesar los estímulos podriamos darnos cuenta de que en la televisión las imagenes no son continuas sino discretas. ¿Podría suceder lo mismo con la realidad misma; es decir, que el tiempo sea discreto? No lo creo, pues, significaría que entre tiempo y tiempo hay un momento de vacío, que no podríamos percibir y que además tendría que existir un meta-tiempo donde se conecten estos instantes "discretos". No puede haber instante vacio en la experiencia. La experiencia debe ser continua, como ya demostramos antes. Pero la solución es que entre cada suceso, cada objeto que cambia, la actividad mínima de cada objeto se da en un mínimo tiempo posible: 10 a la menos 43 como dirá la física cuántica. No hay tiempo vacío, así pero entre cada suceso hay un mínimo tiempo posible, que permite que la causalidad no se alargue ad infinitum en cada intervalo.
Otra pregunta para enlazar con la otra reflexión sobre el principio de no contradicción es: Solo con el cambio sabemos sobre el fluir del tiempo. ¿Sin cambio no hay fluir, por ende tiempo? ¿Cómo notamos el cambio? Por el principio de no contradicción. Pero una respuesta precisa sería: Si hay fluir del tiempo apesar de no haber cambio, por el principio que arriba hemos demostrado como necesario: "Todo lo que sucede tiene una causa que lo antecede"

El principio de no- contradicción:

Se formula de la siguiente manera: "A no puede ser no-a al mismo tiempo" El no ser de algo, es decir, algo distinto a ese algo, no puede ser ese algo en el mismo tiempo. Con ello, se dice que si algo es algo distinto a lo que era quiere decir que estamos en un distinto tiempo. Es decir, que hubo cambio de un determinado objeto.

¿Cómo se que es exactamente es algo? Si recurrimos a la experiencia el ser de algo es difuso y poco delimitado. Veamos nuestra computadora. ¿Qué es? Es un agregado de cosas distintas. Si, le quitamos ponte un par de partículos, ¿Dejaría de ser computadora? Podemos, descomponerlas hasta llegar a las partículas sub-atómicas. Pero, ¿qué son estas partículas? Definir su ser, es algo extremadamente difícil, por no decir imposible. Uno, porque solo accedemos a ellas de una manera indirecta, sin percibirlos directamente. Y dos porque por las leyes que hemos descubierto su existencia y sus características son inaccesibles (por ejemplo, no podemos distinguir dos electrones , pues tienen la mismas características, pero por sentido común diríamos que son objetos distintos por ocupar posiciones distintas en el espacio, sin delimitar sus diferencias en su ser. El diferenciarlos por su ubicación en el espacio, indica que la quidad del ente se halla fuera de sí, pues su definición depende de la relación con otros entes. Esto, recordando que el espacio es relacional entre objetos) Entonces, si llevamos esta reflexión a su consecuencia lógica, diríamos: Al no poder delimitar bien lo que algo es, entonces no podemos saber lo que no es. Y entonces el principio de no-contradicción se derrumba pues decir que no puede ser no –a significaría conocer los dos términos. Este principio queda como algo mental que nos ayuda a simplificar nuestra experiencia en el mundo pero no como una verdad ontológica, propia de las cosas. O mejor dicho, no podemos saber si lo es, dada nuestra imposibilidad para conocer bien los límites del ser o quidad de cada objeto. A partir de esto, también se podría decir que nos es imposible afirmar la certeza del cambio, pues para hacerlo tendríamos que conocer bien el ser y el no-ser de algo y eso es difuso e imposible (Pues significaría conocer todo lo que no es no es el objeto determinado y no hay forma de hacerlo porque sería conocer la totalidad de la existencia). Se cumple con lo anterior, es una principio útil pero que no podemos afirmar que pertenece a los objetos en sí. Todo doctrina del devenir, como la de Heráclito, del constante suceder, y la de Hegel en su dialéctica de contrarios, resulta infundada.
Pero si recurrimos a la experiencia, otra vez resulta que esto no es así. "Vemos" que las cosas cambian. "Sabemos" que un humano no es un perro a la vez. ¿Por qué ocurre así? Lo segundo es más fácil de explicar: Sucede que estamos dando definiciones relativas que son utiles para nuestro diario actuar. Lo primero, sobre el cambio, quizás es debido a una ley de la mecánica cuántica que se llaman "el principio de incertidumbre" para resumirlo la plantearemos así: Nada puede para de moverse a nivel cuántico o la parte "pequeña" de la experiencia. Ese continuo movimiento asegura el cambio. El principio de no-contradicción de la experiencia no se halla sujeto por la esencia o quidad de un ente sino que se fundamenta por el movimiento (en el espacio) y por ende por el principio de causalidad (en el tiempo). El ser es por el espacio-tiempo.







sábado, 15 de enero de 2011

Trazando un mapa


Este blog es un diario filosófico, donde escribo buscando poder llegar a la meta propuso en un post anterior : Encontrar la certeza absoluta en lo que conocemos mediante el filosofar para poder luego empezar a tratar de responder a la interrogante suprema de nuestra existencia: ¿Qué es el hombre? El filosofar es buscar la atemporalidad, lo que no varía: Es entrar en contacto con preguntas que surgieron desde que el hombre dio sus primeros pasos por la tierra con un arma de doble filo producida por la naturaleza, su autoconciencia; y es encontrar respuestas que buscan capturar la eternidad, plasmándose en piedra que no se destruye con el paso del tiempo, aquel río que fluye sin censar y que por su caudal construye y destruye todo. Pero a la vez, el filosofar es detenerse en un tiempo específico distinto a los de otras eras. Es pensar y entender la realidad en la que se vive, dándole un sentido a todo lo que acontece en el vivir de cada humano, acontecimientos que solo suceden en un determinado tiempo. De esta manera, filosofar es buscar al mismo tiempo, la atemporalidad en el devenir y el devenir en la atemporalidad: Las verdades eternas influirán en la manera como comprendemos los hechos que suceden en nuestra época; los sucesos de nuestro tiempo influyen en la manera en como entendemos la eternidad y como le damos vida en el tiempo.

Los escritos que aquí se plasmen son parte de un diario porque un diario es algo inacabado, donde uno expresa de manera intima sus pensamientos y vivencias. La vida esta llena de contradicciones (a veces pensamos una cosa y luego otra), de cometer errores y luego enmendarlos, o quizás no darse cuenta de ellos. Todo esto se plasma en un diario. Estos escritos mostraran los cambios que acontecen en mí ser que se manifiesta en mis pensamientos. No es por eso un libro, que pretende estar acabado y donde todas las partes esta cohesionadas en un todo coherente. Es un diario filosófico porque mis pensamientos se expresan a través del filosofar.

Un mapa es lo que trata de guiarnos en nuestro camino hacia algún lugar. Pero a la vez, es una representación del camino. No puede haber un mapa si es que nadie antes ha conocido el camino que representa o se lo ha imaginado. En este post quiero elaborar o trazar un mapa que nos guiara en nuestro andar hacia un lugar que aún no conocemos pero que soñamos como es. Es un esbozo de un mapa incompleto. Este plano se basa en un tramo ya recorrido por mí, quizás de una manera no tan profunda. En esos viajes que esta corta vida me han permitido, avizoré paisajes que me dieron la intuición, aquella chispa que muchos conocen como traer el futuro al presente, de que por esos lares se encuentro lo que andamos buscando. Pero a la vez, a partir de lo ya recorrido, empiezo a imaginar como sería la otra parte del mapa, mezclándose en el dibujo de este un poco de la esperanza que alimenta la travesía.

Pues, tratemos de esbozar la ruta que hemos de seguir para llegar al conocimiento certero, lo eterno. El punto de partida es la filosofía kantiana, específicamente su teoría del conocimiento: el idealismo trascendental. ¿En qué consiste esta filosofía? Para ser breves: En que el mundo que vemos, el que ahorita estas percibiendo al momento de leer este post, esta ordenado por nuestras estructuras mentales. Es decir, que el orden que percibimos en este mundo es gracias a que nuestra mente le impregna un determinado orden, basado en su forma de conocer. Para conocer algo, tiene que estar ordenado de una determinada manera. ¿Cuáles son estas formas que ordenan lo que percibimos? Son el tiempo, el espacio y algunos conceptos más como son la ley causal, etc. Lo cual quiere decir, que estos últimos, no "existen" o mejor dicho, no forman parte de los objetos "exteriores" o distintos a nosotros, sino que son parte de nosotros y nos permiten conocer estos objetos "exteriores"; es decir, son anteriores a ellos, son a priori.

Estas ideas traen consigo muchas interrogantes cómo: ¿Si el tiempo existe en nosotros, como pudimos nacer? Toda la historia del universo se basa en el tiempo y el espacio, ¿Estuvimos presentes desde sus inicios? ¿Somos parte de la eternidad? La respuesta que le di se basa en la distinción kantiana entre el fenómeno (el mundo que percibimos ahora mismo, ordenando por las estructuras mentales) y el noúmeno (el mundo que nos sirve para ordenar, que aún no esta ordenado). En el noúmeno existe una mente-única que da forma y orden a todo, "creando" (no en el sentido de un inicio sino en el sentido de lo que permite existir) la realidad que percibimos (el fenómeno). Nuestra mente es parte de esta mente-única. (Una explicación un poco más detallada puede encontrarse en este post) Así somos parte de una realidad que, por un lado, es múltiple (el fenómeno) y que es la que percibimos, y por otro lado, es Uno (el noúmeno), que no percibimos ni conocemos y jamás lo haremos, pero es fundamento de lo múltiple.

En búsqueda de sustentar más estas ideas, nuestra siguiente parada en la ruta es la filosofía schopenhaueriana. Arthur Schopenhauer fue fuertemente influenciado por Kant y elaboro una filosofía donde partía de las ideas arriba expuestas. Para el lo Uno, el fundamento de la realidad, es la Voluntad. No entendida como un querer, sino como un impulso o fuerza ciega, que no obedece razones ni motivos. Y esto es porque no esta sujeta a la ley de la causalidad(al no ser parte del fenómeno) su obrar no requiere de una causa previa que lo determine. Así el fundamento del mundo fenoménico no requeriría tener una causa. Así, con las consecuencias de las ideas de Schopenhauer, se podría decir que hay algo en lugar de nada, porque ese algo existe sin causa alguna, siendo su propia naturaleza un impulso a existir (para este filosofo, la Voluntad también es conocida como voluntad de vivir, que podría ser llamada también voluntad de existir) Preguntar porque es así, es buscarle una causa a su naturaleza, pero la Voluntad no tiene causa, así que es absurda la pregunta.

Luego de este filosofo, el siguiente camino es tratar de comprender las ideas de Nietzsche, principalmente las de su libro "El nacimiento de la tragedia" donde habla sobre las ideas schopenhauerianas sobre la Voluntad y su fenómeno o su representación (en términos del mismo Schopenhauer). La magnifico de esta obra es que le pone nombre a estas dos partes de la realidad, basando en las ideas que el cree ver en los griegos: A la Voluntad la relaciona con el dios Dionisio, el dios de la irracionalidad, del desorden mientras que a la representación (el mundo que vemos, con su orden) lo relaciona con el dios Apolo, dios del orden y lo racional. Pero además de este filósofo tomaremos también su crítica a la modernidad (aunque mejor dicho sospecha pues es una crítica cuyos fundamentos quizás no son tan resistentes, porque este mismo filosofo cala toda base posible para poder fundamentar lo que dice) Esto es un ejemplo de lo que se debería hacer en todo momento de nuestro viaje: Criticar, cuestionar toda postura o idea que haya para poder ver si es que aguante los vientos destructivos del tiempo, de ser en un época, y así poder ser un pilar de la eternidad.

Por lógica, todo quién busque hablar sobre la realidad, tiene que tener en cuenta lo que ella nos enseña. Tenemos contacto con ella, al parecer, por nuestros sentidos. Nuestros sentidos nos muestran el mundo físico, con sus leyes, que, otra vez al parecer, permiten que se formen nuestros sentidos. El mundo físico y su orden son estudiados por los físicos. Es a ellos y sus teorías a los que debemos recurrir en nuestro siguiente paso en búsqueda de la eternidad. Quizás ellos tengan la clave para encontrarla. ¿Qué nos dicen sus teorías? Actualmente, nuestro conocimiento del mundo se basa en dos teorías ampliamente comprobadas: La teoría de la Relatividad de Einstein y la Mecánica Cuántica. Haré una breve introducción a ambas.

La teoría de la Relatividad, postula que en todo el universo el tiempo y el espacio son relativos. Me explico: Supongamos que de la nada, desaparece el Sol. Nosotros en la tierra no notaríamos de inmediato la desaparición del sol. ¿Por qué? Porque hay un límite de velocidad para que viaje la información sobre sucesos en el universo: la velocidad de la luz. La información de que el sol desapareció llegaría a la tierra no instantáneamente sino ocho minutos después. Por lo cual, creeríamos que el sol desapareció ocho minutos después de lo que lo hiciera. Un suceso en un determinado punto del espacio, puede ocurrir en diferentes momentos, dependiendo de la lejanía con ese punto espacial. Ya no existe en tiempo absoluto, sino un tiempo relativo. Lo interesante de esta teoría es que combina el espacio y el tiempo en un solo objeto: el tejido espacio-temporal. El tiempo y el espacio ya no son "cosas" separadas sino dos caras de una misma moneda. Lo interesante es que la curvatura de este tejido, que podemos imaginárnoslo como una cama elástica es lo que "crea" la gravedad o la atracción entre dos cuerpos. Imaginemos que ponemos una bola de boliche en el centro de esta cama elástica, curvándose este tejido. Luego pones una pequeña bolita en un extremo de la cama y veremos como, gracias a la curvatura, la pequeña bolita es atraída hacia el centro, donde esta la bola de boliche. Eso sería la gravedad.

Ahora bien, lo más resaltante de esta teoría, para enlazarlo con nuestro punto de partido, es que propone es que el tejido espacio-temporal tiene una realidad "objetiva" pues es modificado por la presencia de materia. Estaría en contraposición con la idea kantiana del tiempo y el espacio que los define no como objetos que interacción con otras entidades. ¿Cómo salvaguardar esta diferencia? ¿Kant, ante la luz de la experiencia y la física, estaba equivocado? Uno de los puntos que seguirán luego de indagar sobre la Relatividad, es buscar sus consecuencias. Kurt Gödel, el gran lógico, comprendió una de sus consecuencias que era el viaje en el tiempo: Si se puede viajar en el tiempo, el tiempo no existe. Además, la Relatividad predecía que el universo se esta expandiendo en el tiempo, por lo cual Kurt agregó: sin no hay tiempo, el espacio no se puede expandir. Y como en el comienzo, los físicos dictaban que el Bing Bang creó el espacio y el tiempo, en realidad, nunca los habría creado. Kurt así llevo a defender las ideas kantianas desde ideas anti-kantianas. El análisis de esto y los postulados de la física actual será también un tramo por el cual debemos transitar.

Por último esta la mécanica cuántica, que al parecer será nuestro último paradero que visitaremos, no por ser el final o el que abarca todo sino porque con ella abríamos explorado todos los rincones que aquella intuición me señalo como donde podría encontrar oculta a la eternidad. ¿Por qué? Porque de alguna manera en toda esta travesía estamos explorando lo general de la realidad. Creo que es ahí donde podemos hallar los que buscábamos. ¿Qué es la mecánica cuántica? Como esto es un breve esbozo, sencillamente resaltaré lo más sorprendente de ella: Presente un universo extraño, dominado por la incertidumbre y la probabilidad. Es tan extraño que se tiene muchas interpretaciones para tratar de comprenderlo. Una de estas interpretaciones presenta que la realidad puede ser definida por el observador. Sin el acto de observar, la realidad yace en un estado indeterminado. Inclusive se puede modificar el pasado. Además, una de los hechos mejor comprobados de la mecánica cuántica es la incertidumbre para medir simultáneamente dos características de una partícula (la mecánica cuántica es la física de las partículas atómicas y sub-atómicas). Lo curioso de esto, es que sin adentrarnos en detalles, predice que todo el universo esta plagado de un estado mínimo de energía (y por ende, de materia, por la igualdad e=mc2), no pudiendo existir el vacío (donde no hay nada). En este mar de energía, conocido como el vacío cuántico (sarcástico y confuso nombre) se crea materia, que existe por un breve tiempo, pero que luego debe desaparecer en la inexistencia por el principio de conservación de la materia-energía.

Es así, como hemos esbozado un mapa del camino que buscaremos recorrer en este diario. Trataremos de cuestionar todo para luego poder armar con lo que queda un todo coherente que pueda combinar todos los aspectos arriba descritos. Una vez que sepamos lo que acontece, podremos saber lo que debería acontecer, es decir, entrar en el terreno de lo práctico que determina nuestro actuar. Así podremos combinar lo ontológico-antropológico con lo ético y lo político, para poder hablar de un sistema omnicomprensivo de la realidad en su totalidad. Es una promesa abierta al futuro. A partir de ahora, se empezará el trabajo paso por paso y no a manera de introducción como se ha venido haciendo en los 3 últimos post.










Piedras en el camino hacia lo eterno


Siguiendo con lo reflexionado en el post anterior, debemos analizar cuáles son las dificultades con las que nos enfrentamos para poder llegar a la meta, que será el inicio hacia una nueva era, una era donde el hombre caminará con los dioses, símbolo de la eternidad que se afirma como tal sin posibilidad de ser negada y que está presente en todo el universo. Desde luego, quienes profetizamos aquel tiempo nuevo, vemos el futuro no como un acontecimiento que sucederá sino más bien como una esperanza de que así suceda. La única forma de acercarnos hacia ese futuro particular es construyendo el camino que nos llevará hacia él. Pero quizás en esa etapa de construcción modifiquemos un poco el camino, quizás descubriendo que la tierra por donde queríamos que pasara es pantanosa y que es mejor ir por otro lar para cumplir nuestros deseos. Todo esto se queda en el "quizás", palabra que enuncia nuestro tiempo, un tiempo de incertidumbre; donde vemos el ser en el tiempo con los ojos de lo dudoso, de lo que no estamos seguros de que fuera así, es así y será así. Esta poderosa palabra describe al hombre actual, aquel hombre que vive con la duda pero no quiere verla, aquel hombre que arrastra las cadenas del pasado que lo impulsan a esa ceguera voluntaria de su condición: En el pasado, se emprendieron gigantescas travesías para buscar lo que no perece, pero solo encontró polvo que se desvanece con el tiempo. El hombre de hoy ya no tiene esperanza, se encuentra en la resignación y no quiere hacerle caso a su voluntad que pide a gritos una campaña más para aventurarse a tierras desconocidas con las esperanza de encontrar las riquezas necesarias para que aquel edificio de conocimiento presente no se quede como castillo de naipes que se derrumba con el más mínimo soplido de la crítica. El quizás, además de afirmar nuestro tiempo, lo conecta con el futuro, representado por un horizonte abierto hacia cualquier posibilidad, oscuro y ambiguo actualmente, pero donde puede haber una luz que traiga la sabiduría de los dioses a los hombres.

¿Qué es lo que el hombre de hoy no quiere ver? Que todo lo que dice conocer no puedo afirmarlo de una manera contundente. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué la existencia del presente nos atormenta con demonios de incertidumbre que no nos dejan caminar con tranquilidad? Porque sencillamente, todo nuestro conocimiento actual se basa en lo que dictan los sentidos, afirmamos algo a partir de nuestra experiencia que proviene de la recolección de datos que nuestros sentidos nos proporcionan. Pero hay amantes de la sabiduría, aquellos que se dedican a buscar la eternidad, que afirman que nuestros sentidos nos engañan: Creemos que lo que vemos es real en los sueños o es simplemente una ilusión producto, por ejemplo, un espejismo. De repente en este momento estamos soñando o siendo victimas de un espejismo ¿De dónde provienen estas afirmaciones de que a nuestros sentidos les gusta jugar bromas? De los datos que hemos sacado de la experiencia sensible, es decir, de lo que nos dan los sentidos. Pero estos mismos datos dicen que lo sentidos nos engañan, entonces su afirmación tampoco se sostiene. Por lo cual, podemos concluir que hay una imposibilidad de poder afirmar la certeza de los datos de nuestros sentidos, por existir contraargumentos. Pero a la vez, estos contraargumentos no se sostienen por contradecirse a sí mismo. La negación de este último no significa la afirmación del primero. No hay pruebas suficientes para afirmarlo, por lo cual podemos decir que la información que nos da los sentidos es dudosa.

Este último párrafo será analizado a más profundidad conforme avancemos en nuestras investigaciones. Por ahora nos quedaremos con la última conclusión. Analizarla, buscando de donde proviene lo que estamos diciendo y porque es así puede ayudarnos a encaminarnos mejor en nuestro viaje. Puede propiciarnos el mapa que nos guía hacia el destino que queremos trazar.

Hemos ya establecido el problema, un problema que se planteo en los inicios de la filosofía cuando el hombre, buscando respuestas a las preguntas del sentido de su vida, decidió profundizar sobre él mismo para poder analizar la manera como podían llegar esas respuestas. Es un problema todavía no resuelto al parecer o quizás ya lo fue en alguna época, pero nadie fue capaz de darse cuenta de ello. Una vez que tenemos el problema, resulta primordial analizar nuestras posibilidades para encontrar una solución.

Es lógico preguntarnos ¿qué podemos conocer certeramente? Para luego pasar a analizar nuestras capacidades cognitivas. Un análisis serio y que nos resultados contundentes escapa de la intención de este escrito pero que sin duda lo desarrollaremos en otros escritos. Ahora bien, para hacer este análisis puedo recurrir a lo que he aprendido de la experiencia. Pero recordemos lo afirmado anteriormente: lo que nos brindan los sentidos es dudoso. Entonces es dudoso lo que puedo decir acerca de lo que puedo conocer basándome en un análisis cuyas bases se funden sobre lo que brindan los sentidos. ¿Existe otro camino? Quizá: Puedo buscar entre lo que está en mí, mi conocimiento, algo que sea certero y que no provenga de la experiencia pues lo que proviene de la experiencia es dudoso. En conclusión, podemos decir que lo verdadero será algo que no provenga de la experiencia pero que este en mí o que haya venido de la experiencia pero que haya logrado demostrar que no es dudoso este conocimiento (es decir, que una vez analizando el porqué decimos que la experiencia es dudosa descubramos que no lo es)

Cuando plantee comenzar con este escrito tenía en mente otras trabas o piedras en nuestro camino hacia la verdad; piedras que dificultarían nuestro andar pero que a la vez serían parte del camino, una vía donde progresivamente se va avanzando, descubriendo nuevas cosas conforme lo hacemos. Luego, desarrollando mi idea inicial me di cuenta que surgía una traba más profunda, que si había contemplado pero que no la conectaba con los demás problemas. Esa gran piedra que parece cortar nuestro camino hacia la eternidad es el problema de la experiencia.

Quisiera reflexionar acerca de lo que acabo de decir. Estos es una prueba de que la filosofía es un camino que se asemeja a un laberinto, muchas veces llegamos a lugares donde ya no podemos avanzar, otras veces nos damos cuenta que la vía era más larga de lo que parecía y que conducía junto con otros caminos a un mismo lugar. Yo no pretendo presentar cosas finalizadas, todo lo que escribo, si bien son ideas un tanto desarrolladas, puedo aún desarrollarlas más mientras que plasmo mi pensamiento en este papel. Debemos nunca detenernos, debemos cuestionar nuestras propias ideas para mejorarlas.

Las ideas que dieron impulso a escribir este artículo las haré visibles en otro momento por la extensión de lo que ya es visible aquí.










lunes, 13 de diciembre de 2010

Un loco cazador de eternidad


"¿Buscar la verdad? Eso solo a un loco se le ocurre. La verdad no existe, todo es relativo" Palabras que irritan mis oídos, no solo de tanto veces haberlas escuchado, sino también pero el significado que expresa. Frase que engloba de una manera precisa una época, nuestra época: El tiempo de los anti filósofos.

Recuerdo haber leído esa palabra en algún escrito de internet de Alain Badiou, un filosofo contemporáneo. Quizás lo saque un poco de su significado original, pero para mí significa precisamente lo que son la gran mayoría de pensadores de nuestro tiempo; tiempo que se inaugura dejando atrás los ideales que perseguía la modernidad; nuestro tiempo es la posmodernidad. Sus profetas son los anti filósofos, seres que ya no buscan la verdad porque creen que no existe o que es imposible alcanzarla. Dejaron atrás esos ideales de poder alcanzar la eternidad, sinónimo de piedra de base desde donde podemos erigir nuestro edificio existencial sin derrumbarse ni tambalear ante los vientos huracanados de una dura crítica. Ahora, solo construyen con arena que fácilmente se la lleva el viento; constructores cuya esperanza, tan propia del ser humano, se ve en el diálogo y en el convenio, que sirve como cemento a la hora de erigir el edificio de conocimiento.

Lejos quedo las épocas donde gigantes caminan por la tierra; colosos que sobre sus hombros llevaban una bolsa llena de saberes cohesionados de manera coherente. Estos gigantes ayudaban a los hombres, mediante el contenido de su bolsa, a encontrar el camino que debía seguir. En los tiempos actuales, en estas tierras solo hay hombres, tan efímero como suena, que dedican su vida a especializarse en un determinado tema, muchas veces profundizando hasta donde su voluntad lo permita en la rama que decidió trepar del árbol del saber. En esa rama busca su seguridad. Muchas veces saben sobre las otras ramas que hay en ese árbol, pero por ese deseo inconsciente de protección desean quedarse solo en lo que dicen conocer. Esto, a la vez, los hace caer en una contradicción: el hombre sabe de que existe, por naturaleza, se pregunta cuál es el sentido de su existir, pero para poder responder esto tiene que buscar en todo el árbol del saber, no solo en una minúscula parte. Pero nuestra época, cuelga en cada rama un cartel que dice: "Explorar todo el árbol es de locos, es una pérdida de tiempo, pues nada encontrarás" Y así, el hombre encasillado en lo que conoce, su época, expresada en el cartel, presente desde que nace, y su rama donde se asentó, se queda sin poder responder a las preguntas existenciales que lo acechan; cayendo lo absurdo ( al no poder responder a las preguntas y al hacerle creer en lo tonto que es hacerse esas preguntas). Así solo le queda para poder vivir, sumergirse en el trabajo, sumergirse en esa especialización que lo mantiene ocupado y evita de cierto modo que surjan esas preguntas. Es así como el hombre contemporáneo conoce o cree conocer algo que no comprende, porque el trozo que dice poseer solo se puede entender a partir de los otros trozos que conforman el todo.

Pareciera que este escrito es una oda a una tiempo pasado; parece que quisiera escapar de este lugar, el aquí y ahora, donde reina lo absurdo y su reino está construido con un material que en cualquier momento se cae. Ese rey fue elegido por todos y el reino fue construido por el diálogo. Aquellas promesas que trae la posmodernidad se caen en cuanto se levantan: Libertad, democracia y dialogo. Se derrumban no porque su contenido sea negativo sino porque los paladines que las defienden luchan con espadas que se rompen y corrompen fácilmente: O sus espadas no fueron bañadas en la fuente de la eternidad que las hace indestructibles o luchan diciendo que defienden estas promesas pero en realidad son enemigos de ellas.

Analizando, la posmodernidad nos enseña mucho: La verdad no se nos impone, nadie puede oprimirnos diciendo que él la posee, no es algo dado sino algo que se debe construir mediante el diálogo entre los hombres. Así se da paso a la libertad, ya que nada está dado de antemano y nos permite conocer otras realidades, distintas a las nuestras, pues ninguna visión del mundo es más verdad que otra. Además, nos permite seguir explorando y conociendo más, porque no nos afirma que hay una verdad, que una vez que la encontremos nos detendremos a descansar sino que es algo que debemos construir, conversando y tratando de convencer y convencernos sobre qué es lo mejor. Pero que es lo mejor, varía según la época, por lo cual, no nos detendremos en esta búsqueda. Por último, la especialización que trajo esta época, permite que los conocimientos se amplíen de una manera inimaginable, llegando a fronteras que jamás pensamos llegar.

El problema que yo veo es que lo que afirma no tiene sustento. "El todo es relativo" no se sostiene, pues para que lo haga tendría que ser una verdad absoluta, pero como para ellos no existe entonces cae por su propia afirmación. Con ello cae todo los ideales y conocimientos que se ciernen en esta época. A pesar de esto, esa afirmación se ha convertido en un dogma que casi nadie cuestiona. Elevan un edificio sobre una base que con el mínimo soplido se puede caer. La misma especialización agudiza el problema, pues no incentiva buscar una solución sino todo lo contrario, nos aleja de la solución o de su búsqueda, pues se tratan de cosas generales y nosotros solo debemos conocer cosas específicas. ¡Oh dilema del tiempo presente!

Pues es hora de resolverlo. Es el tiempo de que los filósofos resurjan para ir a cazar la eternidad, aquella que dará sustento a lo que conozcamos y nos servirá de guía para la dirección de nuestro espíritu. Aprendemos de nuestros errores, ya no buscamos una verdad que se impone y domina sino aquella certeza que permita al hombre afirmar su libertad (en nuestros tiempos, no se puede asegurar que lo somos). Es decir, buscaremos la estructura que luego permita al ser humano rellenarla a su libre albedrío, siguiendo pautas claras para que su obra sea escrita sobre la eternidad. Por la amplitud del conocimiento actual, debemos dialogar con otros para poder así cumplir la tarea de la filosofía del mañana, la que aún no se da: Sistematizar todo el conocimiento existente y darle una base que lo permita. Esa tarea la buscaré realizar mediante estos escritos. Debemos buscar destruir ese dogma de arena de la actualidad y demostrar así que camino sobre piedra. Que el camino que se descubra sirva para la posteridad, cuando nuestra fuerza vital ya se haya apagado. Aún así nuestro espíritu debe quedarse merodeando por esos lares, tratando de guiar a quien se atreva a cruzarlo. Esta caza no será fácil, si es que logramos encontrar la eternidad, la misión será convencer a los otros de que la encontramos. Y si es que no se logra, solo debemos detenernos cuando nuestro cuerpo se encuentre enterrado, aún quedando la esperanza de que alguien prosiga la búsqueda.










viernes, 19 de febrero de 2010

En las profundidades del ser


"… El espacio de Einstein no está más cerca de la realidad que el cielo de van Gogh. La gloria de la ciencia no estriba en una verdad más absoluta que la verdad de Bach o Tolstoi sino que está en el acto de la creación misma. Con sus descubrimientos, el hombre de ciencia impone su propio orden al caos, así como el compositor o pintor impone el suyo: un orden que siempre se refiere a aspectos limitados de la realidad y se basa en el marco de referencias del observador, marco que difiere de un período a otra, así como un desnudo de Rembrandt difiere de un desnudo de Manet"

Arthur Koestler, The Act of Creation.
¿Qué es la filosofía del eterno misterio? Es mi visión del mundo, mi forma de interpretarlo y entenderlo. Es una de las miles que ha habido, sin ser ni más ni menos verdad que las otras. Cada uno interpreta la realidad a su manera. Algunos, simplemente reciben la visión que les enseñaron, sin tratar de modificarla en lo absoluto. Otros, la cambian en algunos aspectos, sin tratar de modificar el todo. Pero unos pocos, son los que se atreven a derrumbar esas formas, y a crear desde el caos, una nueva visión, una nueva interpretación de la realidad. Es una tarea titánica, pues significa tratar de explicar todo lo existente, significa sumergirse en los valles profundos del ser y desde ahí partir hacia los hombres, mostrándoles un poco de su esencia, no sin antes esta haberse mezclado con los pensamientos del portador, con su mundo anterior. Estos héroes buscan no solo entenderla sino también erigir un nuevo mundo, donde los tambaleantes deseos y actos humanos puedan apoyarse, sin derrumbarse ante la desesperación y la angustia, sino que sea una luz de esperanza.

Perdón la ambigüedad de este fragmento y el lenguaje medio poético que uso. Pero lo hago adrede, buscando que cada uno lo interprete a su manera, mezclándose con su propio mundo interior. De la misma manera sucede cuando tratamos de interpretar la realidad, tan poética y misteriosa. Pero la diferencia es que no sabemos si sus versos son símbolos, que ocultan un significado, o más bien destellos absurdos y sin sentido. Eso es el misterio existencial. Aún así, el hombre trata a toda costa de darle un sentido, creándolo si es que no tiene.

Bien, ahora les mostrare en que consiste la filosofía del eterno misterio. Básicamente, como su nombre lo indica, parte del postulado de que el fondo de la realidad es un misterio y que siempre lo será. Podrán juzgar que es una visión muy simple, de que cualquiera puede decir eso. Pero les explicare como llegue a esta conclusión.

Mis ideas parten de la teoría del conocimiento de Immanuel Kant. Él decía que lo que nosotros conocemos, es en realidad una mezcla de una materia exterior a nosotros y nuestra propia forma de conocer los objetos. Es decir, que todo lo que percibimos y conocemos ha sido moldeado por nuestra mente. Pero para que algo sea moldeado, primero tiene que existir ese algo. Es como si el mundo que conocemos ha sido esculpido por el cincel de nuestra mente.

Así vemos que hay dos especies de realidades, según Kant: A la primera la llama la de los fenómenos, y es la que vemos y percibimos, la que ya ha sido transformada por la forma de conocer de nuestra mente. Y la otra, es la que él llama el noúmeno o las cosas en sí, que no han sido trastocadas y a las cuales nunca podremos conocer ni acceder, pues significa que serían moldeadas por nuestra forma de conocer y así dejarían de ser cosas en sí, transformándose en fenómenos.

Lo interesante de esta teoría es que postula que el tiempo y el espacio están en nuestra mente, son formas del conocimiento. EL argumento es simple: como para conocer algo, ese algo tiene que estar en el tiempo y en el espacio, entonces tienen que estar estos ya en nosotros, con anterioridad a la experiencia, y así permitirnos conocer las cosas. Si no fuera así, ¿Cuándo los conocimos? Si en algún momento los conocimos, quiere decir que hubo un tiempo anterior donde no los conocíamos, pero para esto ya sería necesario el tiempo. ¿Dónde los conocimos? También para eso sería necesario el espacio, un lugar. No quiero ampliar más el tema de porque el tiempo y el espacio están en nuestra mente, pues esto es una simple introducción a la filosofía del eterno misterio.

Lo dicho hasta aquí no es nada nuevo, es simplemente una exposición de las ideas kantianas. Pero quisiera decir algunas consecuencias que se derivan de estas ideas. La primera es que si el tiempo y el espacio están en nuestra mente, ¿Es posible nacer? ¿Para ello no sería necesario un tiempo? Esta idea desafía al sentido común, y parece derrumbarse ante él. La solución sería decir que no nacemos, pero aparentemente esto es ilógico. Pero si lo vemos desde otro punto, se encontrara una solución asombrosa.

Que tal si nos enfocamos en los noúmenos. No podemos decir que cosa son, pues para ello tendríamos que conocerlos. Pero al menos podemos decir que cosa no son, si partimos de las cosas que conocemos. Si todo lo que conocemos están en el tiempo y el espacio, entonces lo que no podemos conocer, las cosas en sí, se hallan fuera de ellos. Y solo mediante el tiempo podemos hablar de simultaneidad, que es el hecho de que varias cosas existan al mismo tiempo. Entonces afuera del tiempo, no hay simultaneidad. Ahora bien, sabemos que existe una cosa o varias cosa en sí, tenemos la certeza de que algo existe fuera de nosotros, pues para percibir algo tiene que haber algo que percibir. Como este algo esta fuera del tiempo, y por ende fuera de la simultaneidad, vemos que solo es posible que exista una cosa en sí o solo un noúmeno. Ya no son varias cosas en sí, sino solo una cosa en sí, que sirve de base para todo nuestro conocimiento.

Nosotros también nos percibimos en el tiempo, como fenómenos. Lo cual quiere decir, que también hay algo, desconocido para nosotros, que sirve de base para ese fenómeno, hay una parte de nosotros que es noúmeno.

Y combinando el hecho de que nosotros somos noúmenos y que solo existe una sola cosa en sí fuera de nuestra forma de conocer, llegamos a la conclusión de que todos somos uno, toda la materia de nuestro mundo parte de una sola entidad, un solo objeto de fondo: nosotros mismos. ¿Por qué nosotros mismos? Porque somos los que contenemos las formas del conocimiento en nuestras mentes. Es decir, la mente que da forma a todo lo que vemos y percibimos existe en nosotros, esta dentro de nuestro ser. Entonces todo el mundo que vemos, ha sido moldeado por una sola mente.

Esta idea desafía la lógica, pues se diría que todos estamos conectados a una sola mente, cuando la experiencia nos enseña que no parece ser así. Pero, lo que digo es que hay una realidad de fondo que nos conecta, que nos hace ser uno, pero que no conocemos. Y por mente entiendo al contenedor del tiempo y el espacio, lo que da forma al mundo que observamos. Esta es igual en todos pues es solo forma, no depende del observador, todos conocemos de la misma manera: mediante el tiempo y el espacio.

Esa parte de la realidad que no conocemos, no influye en nada, no nos afecta, pues nunca la podremos percibir ni conocer. Entonces es un "no-ser" para nosotros. Ese no-ser resulta absurdo. Pero también es un misterio, que nunca podremos develar. A eso me refería con eterno misterio.

Teniendo como base del edificio que planeo construir estas ideas, ahora podemos levantar los pisos restantes con mayor facilidad, solo usando como material las consecuencias que se derivan.

EL misterio sobre la existencia fue lo que llevó al hombre a grandes empresas para intentar desaparecerlo. Es algo inscrito en nuestra propia naturaleza tratar de entender todo, tratar de darle un orden al caos. Así partimos en esa empresa como ordenadores de nuestro propio mundo. Pero llegamos a un punto, como es la filosofía del eterno misterio, donde nos damos cuenta que el misterio reina en la existencia, que hay una parte que no podremos descubrir jamás. Pero como dije, la propia naturaleza del hombre, lo impulsa a tratar de ver bajo ese manto misterioso, así iniciándose de nuevo el ciclo. Es un eterno ciclo sin fin. Lo importante de esta idea es que el misterio impulsa al espíritu del hombre, un espíritu aventurero, curioso y explorador. El misterio nos dice que siempre hay algo que no sabemos, por lo cual nunca nos detendremos en nuestro afán por descubrir. Es contrario a las ideas de que en algún momento tendremos el conocimiento absoluto. Si esto fuera cierto, el espíritu humano se marchitaría, ya no quedaría ningún lugar a donde ir, ningún lugar que explorar.

Además del maestre que siempre nos ínsita a saber más, es el gran artista dentro de nosotros, pues esa parte que no conocemos nos llama a intentar explicarla mediante la imaginación y la especulación. Es como cuando tratamos de explicar algún hecho de magia, usamos nuestra imaginación diciendo que debe haber algún mecanismo oculto. O también cuando vemos algún fenómeno "sobrenatural" del cual no tenemos explicación, usamos nuestra imaginación para llenar ese vacío. Por ejemplo, como hacían nuestros ancestros al tratar de explicar el origen del rayo, desarrollando historias fabulosas sobre dioses y hombres.

Por el hecho de no saber nada sobre esa parte de la realidad, no podemos juzgar que una teoría sobre ella es más cierta que otra. Así se deja de lado a quienes creen tener la verdad sobre, por ejemplo, si es que existe Dios o no. No se puede responder sobre eso, con lo cual es posible creer, tener fe en que existe, más no certeza. Así no habrá disputas entres los que creen en un tipo de Dios y que creen que su verdad es absoluta, pues no se puede saber nada acerca de ello, con lo cual el concepto de verdad queda eliminado. El mundo así queda transformado en un mundo relativista, donde cada uno tiene su propia verdad, que no es ni más ni menos que la de los otros.

La filosofía del eterno misterio es una partidaria de la libertad. ¿Por qué? Pues si bien vemos que el mundo se rige por leyes, por lo menos actuamos como si fuéramos libres. No sabemos si es que existe la libertad, es decir la facultad de iniciar un acto sin alguna causa anterior, contraría al principio de causa y efecto, que rige nuestra existencia. Pero actuamos como si lo fuéramos. Esa libertad, de la cual creemos que tenemos, no se halla sometida a las leyes temporales de "todo lo que sucede tiene una causa en un tiempo anterior", pues no tiene una causa anterior. Es como si se escapara del tiempo, es como si fuere el vínculo entre los fenómenos y el noúmeno. Ese vacío para nosotros que resulta el noúmeno, permite llenarlo con cualquier acto o pensamiento, siendo libres de que con que queremos llenarlo. No sería así si es que toda la realidad fuera fenómeno, pues vemos en lo que percibimos que el mundo se haya determinado por leyes, donde todo esta determinado, no permitiendo la libertad de iniciar algo nuevo.

Entonces el misterio permite la libertad y anula la idea de lo determinado completamente. Derriba la idea de que todo lo existente se haya controlado por un destino, aunque algunos podrían creer que si existe porque no sabemos que hay en el fondo de la realidad. Pero lo importante es ver la facultad de uno mismo para elegir en creer en la idea del destino o no. Y como consecuencia se podría decir que el misterio alimenta la idea de que el hombre debe construir su propio mundo. EL mundo deja de ser un lugar regido por la idea de un ser que lo gobierna, y se transforma en un mundo donde cada uno es dueño de sus actos y darle el sentido que quiere darle a su vida, y no es impuesto por alguien exterior a nosotros. El misterio ante la pregunta que muchos se hacen de que si la vida tiene o no tiene sentido, responde: ¿Tu quieres que lo tenga?